28 de marzo de 2009

Ciclo Mitología Nórdica III: Personajes Principales

°°° ÆSIR Y ÁSYNJUR °°°

Los Æsir o Ases (singular Ás, femenino Ásynja, femenino plural Ásynjur,), son los principales dioses del panteón de la mitología nórdica, habitan en el Asgard.

1.- ODIN

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Odín, Wottan o Woden, era el más alto y más sagrado de los dioses de las razas nórdicas. Él era el espíritu omnipresente del universo, la personificación del aire, el dios de la sabiduría y la victoria universal, y el líder y protector de príncipes y héroes.

Era hijo de Bor y de la giganta Bestla, hermano de Vili y Vé, esposo de Frigg y padre de muchos de los dioses tales como Thor, Baldr, Vidar y Váli.

Ya que se suponía que todos los dioses eran descendientes suyos, se le apellidó Alfather (padre de todo) y entre los más ancianos y principales de ellos, él ocupaba el asiento más elevado en Asgard.

Conocido como Hlidskialf, este asiento no era sólo un trono elevado, sino también una torre de vigía, desde la cual él podía observar todo el mundo y ver de un solo vistazo todo lo que sucedía entre los dioses, gigantes, elfos, enanos y hombres.

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Nadie, excepto Odín y su esposa y reina Frigg, tenían el privilegio de poder usar este asiento y cuando lo ocupaban solían mirar hacia el Sur y el Oeste, el objeto de todas las esperanzas y excursiones de las naciones del Norte.

Odín era representado generalmente, como un hombre alto y vigoroso, de alrededor de cincuenta años y o bien con cabellos rizados y oscuros, o bien con una larga barba gris y cabeza calva. Estaba ataviado con vestiduras grises, con una capucha azul y su cuerpo musculoso estaba envuelto con un amplio manto azul salpicado de gris, un emblema del cielo con sus nubes.

En su mano, Odín portaba generalmente la infalible lanza Gungnir, la cual era tan sagrada que un juramento realizado sobre su punta nunca podría ser roto y en su dedo o brazo llevaba el maravilloso anillo Draupnir, el emblema de la fertilidad, cuya belleza no tenía comparación.

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Cuando se sentaba sobre su trono, o se encontraba pertrechado para la batalla, en cuyo caso descendía hasta la Tierra para participar en ella, Odín llevaba su casco de águila.

Sin embargo, cuando deambulaba tranquilamente sobre la tierra con apariencia humana, para ver lo que hacían los hombres, se ponía generalmente un sombrero de ala ancha, con el cual tapaba su frente para ocultar el hecho de que sólo tenía un ojo.

Dos cuervos, Hugin (pensamiento) y Munin (memoria), se posaban sobre sus hombros cuando él se sentaba sobre su trono y les enviaba al ancho mundo cada mañana, esperando ansiosamente su regreso al anochecer, momento en el que ellos le susurraban al oído las noticias de cuanto habían visto y escuchado.

De esta manera, se encontraba bien informado sobre todo lo que acontecía en la Tierra.

A sus pies se acurrucaban dos lobos o sabuesos de caza. Geri y Freki, animales que eran sagrados para él y considerados de buen agüero cuando se cruzaban en el camino.

Odín siempre alimentaba a estos animales con sus propias manos, con carne que se servía delante de él. Él mismo no necesitaba ningún tipo de comida para su sustento y rara vez probaba nada excepto el hidromiel sagrado.

Cuando se sentaba ceremoniosamente sobre su trono, Odín descansaba sus pies sobre un banquillo de oro, obra de los dioses, cuyo mobiliario entero y utensilios estaban siempre hechos de tal metal precioso o de plata.

Además del magnífico Glasheim, donde se encontraban los doce asientos que ocupaban los dioses cuando se reunían en asamblea, y Valaskialf, donde se encontraba su trono, Hlidskialf, Odín poseía un tercer palacio en Asgard, situado en medio de la maravillosa arboleda Glasir, cuyas relucientes hojas eran de oro rojo.

En el final de los tiempos Odín guiará a los dioses y a los hombres contra las fuerzas del caos en la batalla del fin del mundo, el Ragnarök. En esta batalla el dios será muerto y devorado por el feroz lobo Fenrir, el cual será inmediatamente muerto por Vidar,

SLEIPNIR

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Es el caballo gris de ocho patas que pertenecía a Odín. Era capaz de ir velozmente de un extremo al otro del horizonte. Sleipnir simbolizaba los ocho vientos que soplan desde sus respectivos puntos cardinales, tenia runas grabadas en sus dientes.

Fue un obsequio de Loki y nació como fruto de la unión de Loki (momentáneamente convertido en yegua) y Svadilfari, el caballo del gigante que construyó parte de las murallas del Asgard.


ORIGEN

En el reino superior de Asgard, los Dioses estaban intranquilos. Su hogar no tenía murallas para protegerse de los enemigos, así que cuando apareció un jinete y se ofreció para construir una muralla, le escucharon sin vacilar.

Prometió en tan solo dieciséis meses acabar la obra, pero a cambio de ella solicitaba a la diosa Freya como esposa.

Los dioses se enfurecieron, y habrían echado al hombre fuera de Asgard por atreverse a pensar que la hermosa Freya podía cambiarse por un trabajo de albañilería.

Pero Loki replicó al jinete que si en seis meses podía concluir, aceptaban el trato, esto, susurrando a los dioses que en ese tiempo solo habría conseguido edificar la mitad de la muralla, pero al menos la tendrían sin costo alguno.

El constructor miró a Freya, la cual se bañaba en lágrimas de oro, y accedió, siempre y cuando que le permitieran utilizar su caballo. Durante el invierno, el extranjero trabajó, y junto a su caballo acarreó suficientes piedras para levantar una gran muralla alrededor de Asgard. Al acercarse el verano, el desastre era inminente para los dioses, pues estaba a punto de concluir la edificación.

Al ver esto, Odín reprochó a Loki el aceptar el trato, obligándolo a componerlo; después de reflexionar, Loki pensó que, sin su caballo, el jinete no podría transportar las rocas.

Loki tenía la facultad de cambiar de forma, y aquella noche, disfrazado de hermosa yegua, se llevó con engaños el caballo del constructor.

Al darse cuenta de que no podría acabar a tiempo su trabajo, el constructor montó en cólera, cayéndosele el disfraz y revelándose como un gigante, enemigo de los dioses. Thor, hijo de Odín, y el más fuerte, fué al encuentro del gigante y pagó al constructor con un golpe de Mjolnir en la cabeza. 250px-Odin_riding_Sleipnir

En cuanto a Loki, cuando pensó que aparecer por Asgard no implicaba peligro alguno, volvió preñado como yegua y dió a luz a Sleipnir, un extraño caballo de ocho patas que regaló a Odín, prometiéndole que lo llevaría por mar, tierra y aire, y por la tierra de los muertos y de regreso.


HUGIN Y MUNIN

1409Hugin y Munin viajaban alrededor del mundo recogiendo noticias e información para Odín.

Hugin es el "pensamiento" y Munin es la "memoria". Ambos eran enviados al alba a recoger información y regresaban por la tarde. Se posaban en los hombros del dios y susurraban a sus oídos todas las noticias. Es debido a estos cuervos que el kenningar (Hrafnaguð) "dios cuervo" se utilizaba para referirse a Odín.

LOS MUCHOS NOMBRES DE ODIN

Odín es el más viejo y el más eminente de todos los dioses, estando al control de todo. Los otros dioses le obedecen como los niños a sus padres.

También se le llama Alfather, Padre de Todo, pero también le llaman Valfather, Padre de los Caídos, Hangagud (Dios de los Ahorcados), Haptagud (Dios de los Cautivos), Farmagud (Dios de la Carga) y se dió aún más nombres en una lista de versos del poema Grímnismál:

"Me llamo a mí mismo Grim/ y Gangleri,/ Herian, Hialmberi,/Thekkr, Thridi,/ Thunn, Unn,/ Helblindi, Har,/ Sann, Svipall,/ Sanngetal..."
Y continúa así durante dieciséis líneas más.

Los nombres muestran diferentes facetas del carácter de Odín o algo de la diversidad de sus actividades: el dios terrorífico y espantoso, el que podía controlar los vientos, el dios de la guerra y dador de
la victoria, el dios de la magia, el dios siniestro, el dios en cuya palabra no se puede confiar.

El hecho de que Odín practicase seidr, que podía poner en duda su masculinidad, podría conducir al nombre de Iálkr. Las muchas historias en las que Odín viaja disfrazado explicaría nombres como Grímr y Sidhöttr.

Nombres como Bileygr, Blindi y quizás Hár recuerdan que Odín era tuerto, porque dio un ojo a cambio de un trago del manantial de Mimir, fuente de sabiduría y sentido común.

EN EL VALHALLA

Las antiguas naciones del Norte, que consideraban la guerra como el más honorable de los oficios y el valor como la virtud más grande, adoraban a Odín fundamentalmente como dios de la batalla y la victoria.

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Ellos creían que siempre que una batalla fuera inminente, él enviaba a sus ayudantes especiales, las doncellas del escudo, la batalla o del deseo, las llamadas valkirias, las cuales escogían de entre los guerreros muertos a la mitad de ellos y los transportaban en sus veloces corceles a través del palpitante puente del arco iris, Bifröst, hasta Valhalla.

Recibidos por los hijos de Odín, Hermod y Bragi, los héroes eran conducidos hasta el pie del trono de Odín, donde recibían los elogios debidos a su valor. Cuando alguno de sus predilectos era traído de esta manera hasta Asgard, Valfather (padre de los caídos), como se llamaba también a Odín cuando presidía sobre los guerreros, se levantaba de su trono y se dirigía hasta la gran puerta de entrada para darle la bienvenida personalmente.

Se les proporcionaba espléndidas diversiones en las largas mesas, donde las bellas valkirias, tras haberse despojado de sus armaduras y haberse ataviado con blancas túnicas, les presentaban sus
respetos con diligente cortesía.

Estas doncellas, que según algunas autoridades eran nueve, les llevaban a los guerreros grandes cuernos rebosantes de hidromiel, además de enormes cantidades de carne de jabalí, con los cuales banqueteaban opíparamente.

Sima La bebida popular del Norte era la cerveza, pero nuestros antepasados consideraban que esa bebida era demasiado ordinaria para la esfera celestial. Por tanto, imaginaban que Valfather mantenía sus mesas con abundantes suministros de hidromiel, el cual era proporcionado diariamente por la cabra Heidrun, la cual pacía continuamente las tiernas hojas y ramitas de Lerald, la rama más elevada de Yggdrasil.

La carne con la que se festejaban los Einheriar provenía del jabalí divino Sehrimnir, un animal prodigioso, muerto diariamente por el cocinero Andhrimnir y hervido en la gran caldera Eldhrimnir; aunque todos los invitados de Odín poseían gran apetito y comían hasta la saciedad, siempre había grandes cantidades de carne para todos. El jabalí siempre revivía antes de que llegara la hora de la siguiente comida.

Esta renovación milagrosa de los suministros no era el único prodigio que ocurría en el Valhalla. Se contaba que los guerreros, tras haber comido y bebido hasta la saciedad, cogían sus armas y se dirigían hasta el gran patio, donde luchaban entre ellos, reviviendo las hazañas que les habían hecho famosos en la Tierra e infringiéndose temerariamente terribles heridas, las cuales, sin embargo, sanaban completa y milagrosamente tan pronto como sonaba el cuerno que anunciaba la cena.

Ilesos y felices, al sonido del cuerno y sin guardarse rencor mutuo por las crueles estocadas dadas y recibidas, los Einheriar regresaban alegres hasta Valhalla para reanudar su festín en la amada presencia de Odín, mientras las valkirias se deslizaban elegantemente para llenar constantemente sus cuernos o sus vasos favoritos, las calaveras de sus enemigos, mientras los escaldos cantaban sobre las guerras o sobre agitadas incursiones vikingas

EN LA GUERRA

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De todas las figuras de la mitología nórdica que poseen el carácter de divinidad guerrera, Odín se caracteriza por ser a veces llamado Sigrföðr ("padre de la victoria"), ya que es la entidad que decide la suerte de las batallas y quién saldrá victorioso.

También es llamado Valföðr, ("padre de los elegidos"), porque se considera que se convierten en sus hijos adoptivos todos aquellos guerreros que caen heroicamente en el campo de batalla.

Bajo estos dos nombres, Odín distribuye en la batalla la victoria y la muerte: ambas cosas son bien recibidas por los guerreros.

Odín es además un guerrero por excelencia y combate con artes mágicas. Muchos de los epítetos utilizados para describir su carácter belicoso son: Gunnarr ("señor de la batalla"), Göllnir (" [quien] está en la contienda "), Þróttr ("poderoso"), Foyersðr (" [quien] cabalga en la batalla") y Fráríðr (" [quien] avanza cabalgando").

En la víspera de las batallas se vuelve hacia la formación que ha decretado que será derrotada. Por tanto es llamado Dörruðr (" [quien] pelea con lanza"), Dresvarpr (" [quien] arroja la lanza") y Biflindi (" [quien] agita su lanza"). Además posee un casco de oro, razón por la cual a veces es llamado Hjálmberi (" [quien] lleva casco").

Odín resulta aterrador para sus enemigos ya que es un experto en el arte de la transformación. En la guerra tiene el poder de cegar, ensordecer o provocar el pánico en los enemigos así como de aterrorizar sus formaciones y de transformar objetos sencillos tales como ramas en armas mortales. Nadie es capaz de arrojarle una lanza con tal fuerza que él no la pueda detener tan sólo con la mirada. Sus habilidades para la guerra tienen como base la magia y sus conocimientos de hechizos y de las runas.

El dios establecía a quiénes les tocaba morir en el campo de batalla y eran elegidos para formar las filas de los einherjar, los guerreros destinados a formar el ejército que lucharía a su lado el día del Ragnarök. Así formaba la armada de almas guiadas por el propio Odín, que por esto es llamado Herföðr y Herjaföðr (" padre de la formación"), Hertýr ("dios de la formación") y Herjann (" señor de la formación").

Cuando Odín participaba en la guerra, solía montar en su corcel gris de ocho patas, Sleipnir y portar su escudo blanco.

Su lanza, arrojada por encima de las cabezas de los combatientes, era la señal para comenzar la contienda, tras lo cual se precipitaría en medio de las filas emitiendo su grito de guerra: "¡Odín os tiene a todos!"

A veces usaba su arco mágico, el cual podía disparar hasta diez flechas a la vez, cada una de las cuales abatía a un enemigo invariablemente.

También se suponía que inspiraba a sus guerreros favoritos la famosa "Cólera de la Furia", que les permitía, aunque estuvieran desnudos, sin armas y acosados gravemente, realizar grandes hazañas de valor y fuerza y continuar con prósperas vidas.

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GUNGNIR

Significa la producción de un violento temblor o sacudida. Ésta fué fabricada por los hijos de Ivald (los enanos), y fue dada a Odín por Loki en compensación por el robo del pelo de Sif.

Esta lanza no podía jamás fallar o perder señal, y el juramento se prestaba sobre la punta de Gungnir.

Un día Loki cortó sin malicia las cabelleras de Sif, la esposa de Thor. Pero cuando éste último lo descubrió, cogió a Loki y le hubiera triturado todos los huesos si no hubiera jurado mandar a hacer a los Hijos de Ivald una cabellera de oro para Sif, que crecería como los otros cabellos.

Loki fue, pues a la morada de los enanos y ellos hicieron los cabellos, Skidblandner, el barco de Frey y Gungnir, la lanza de Odín.

Entonces Loki apostó sobre su cabeza con el enano, cuyo nombre era Brok, que su hermano Sindri no sería capaz de hacer otros tres tesoros tan buenos como los que acaban de ser nombrados.

Los hermanos se dirigieron a la forja. Sindre puso una piel de cerdo en la fragua y pidió a Brok que maniobrara el fuelle y que no se parara hasta que él no hubiera retirado de la fragua lo que había colocado.

Loki, disfrazado de mosca, se posó sobre la mano de Brok y le picó, pero no por eso dejó de maniobrar el fuelle, y lo que Sindre retiró fue un cerdo con sedas de oro.

Luego, Sindre puso oro en la fragua. Esta vez, Loki se posó sobre el cuello de Brok y le picó más fuerte, pero no por eso dejó de maniobrar el fuelle, y lo que el forjador retiró fue la argolla de oro Draupnir.

La tercera vez Sindre puso hierro en la fragua y pidió a su hermano que continuara soplando, sino todo se perdería. Entonces, la mosca se posó entre los ojos de Brok y le picó los párpados. La sangre empezó a caer en sus ojos, de tal forma que no podía ver; entonces Brok soltó un instante el fuelle para asustar a la mosca. Lo que el forjador retiró fue un martillo.

Sindre dio a su hermano estos tesoros y le pidió que fuera a Asgard a buscar a quien había apostado.

Mientras Loki y Brok llegaban cada uno con sus tesoros, los Æsir se sentaron sobre sus tronos, y deliberaron, y Odín, Frey y Thor fueron nombrados jueces para dar la decisión final.

Entonces Loki dio a Odín la lanza que no debía jamás perder su señal; a Thor le dio la cabellera de Sif; y a Frey, le dio el barco, que siempre tenía viento favorable en cuanto sus velas eran desplegadas, sin importar a donde iba su capitán: también se lo podía plegar como una servilleta y guardarlo en el bolsillo si se deseaba.

Después de esto Brok avanzó y le dio a Odín la argolla, diciendo que cada novena noche le surgirían de ella ocho argollas de igual valor. A Frey le dio el cerdo, diciéndole que podría correr en el aire y sobre el mar día y noche , más rápido que cualquier otro caballo, y que, por muy larga que fuese la noche, por más oscuros que fuesen los otros mundos, siempre habría claridad donde estuviera el cerdo, tan brillantes eran sus sedas. A Thor le dio el martillo, diciendo que podría golpear un objeto por grande que fuera; que jamás golpearía en falso, y que cuando lo lanzase no debía temer perderlo, pues por muy lejos que fuera a caer, volvería siempre a su amo, y según sus deseos, se volvería tan pequeño que podría esconderlo en su seno; pero tenía un defecto, su empuñadura era un poco corta.

Según la decisión de los dioses, el martillo era el mejor de todos los tesoros, especialmente por la protección que ofrecía contra los gigantes del frío; en consecuencia decidieron que el enano había ganado la apuesta y éste último quiso pues la cabeza de Loki.

Loki se ofreció a recuperarla de alguna manera; pero el enano no quiso aceptar ninguna alternativa. -¡Bueno, agárrame entonces- dijo Loki, y en un momento estuvo muy lejos, ya que tenía unos zapatos con los que podía correr a través de los aires y sobre el mar.

Entonces el enano le pidió a Thor que lo cogiera, lo que fue hecho, pero cuando Brok quiso cortarle la cabeza, Loki dijo: -La cabeza os pertenece, pero no el cuello-. Entonces el enano cogió hilo y un cuchillo y quiso perforar los labios de Loki para conservarlos juntos para que no engañara más, pero el cuchillo no estaba lo suficientemente afilado. -Estaría bien si tuviera el aliento de mi hermano- dijo, e inmediatamente el aliento estuvo allí y fue tan afilado que Brok pudo coser los labios de Loki para que se cerraran.

Mucho tiempo después, Loki pudo sacarse los hilos a pesar de todo el dolor y siguió engañando.

LAS RUNAS

Odín fue quien inventó las runas, el primer alfabeto que utilizaron las naciones nórdicas, cuyos caracteres, que significaban misterio, fueron al principio utilizados para la adivinación y conjuros poderosos, aunque posteriormente sirvieron para hacer inscripciones. Trikvetra

Ya que la sabiduría podía ser obtenida sólo a costa de sacrificio, el mismo Odín relata que estuvo suspendido nueve días y noches del árbol sagrado Yggdrasil, contemplando las inconmensurables profundidades de Niflheim, sumergido en profundos pensamientos, llegando a herirse a sí mismo con su lanza, antes de adquirir el conocimiento que deseaba.


Cuando dominó completamente su conocimiento, talló runas mágicas sobre su lanza Gungnir, sobre la dentadura de su caballo Sleipnir, sobre las garras del oso y sobre otras incontables cosas animadas e inanimadas.

Y ya que había permanecido suspendido sobre el abismo durante tanto tiempo, se le consideró entonces como la divinidad de los que eran condenados a ser colgados.

VIAJES Y ANECDOTAS

Siendo uno de los dioses más antiguos, creador del mundo y de los hombres, Odín es el señor de la sabiduría, experto en todas las cosas desde el principio de los tiempos. Ha aprendido todas las artes y luego los hombres han aprendido de él. Entre los muchos epítetos de Odín, muchos hacen referencia a su gran sapiencia, y ha sido llamado Fjölnir y Fjölnsviðr ("gran sabio"), Sanngetall ("quien intuye la verdad"), Saðr o Sannr ("quien dice la verdad"), Forni ("conocedor de lo antiguo") y Fornölvir ("sacerdote antiguo").

La sabiduría de Odín es fruto del conocimiento, la magia y la poesía, todo a la vez. Es conocedor de los misterios de los nueve mundos y de sus orígenes, pero también del destino de cada uno de los hombres, así como de su propio destino y el del universo. Odín disfruta compitiendo en discusiones con los individuos más sabios.

Georg_von_Rosen_-_Oden_som_vandringsman,_1886_(Odin,_the_Wanderer) Con un sombrero viejo, un abrigo oscuro y a veces con una vara por bastón, Odín es descrito como el dios caminante que transita por los caminos del mundo. Por esto a veces es llamado Vegtamr ("caminante") o Gagnráðr ("conocedor del camino"). Por ello Odín es el dios de los viajeros y de todos los que se desplazan por los caminos del mundo.


Se desplaza por los caminos como un peregrino, ocultando su aspecto y su verdadera naturaleza, siendo algunos epítetos que lo describen, Grímnir ("encapuchado"), Lóðungr (" [quien lleva] capa ") o Hrani ("desharrapado"). Aparece generalmente como un hombre de edad, con una larga barba, motivo por el cual también se le llama Hárbarðr ("barba gris") o Langbarðr ("barba larga").

Durante sus viajes muy a menudo sucedía que para poder pasar la noche pedía hospedaje tanto en residencias de soberanos como en casas de personas humildes. Esta es la razón por la cual a veces es llamado también Gestr ("huésped") y de hecho en el pasado todos los caminantes que reclamaban hospitalidad eran recibidos por temor a que se tratase del dios oculto bajo alguna de sus tantas apariencias.

EL MANANTIAL DE MIMIR

Para obtener la gran sabiduría por la que es tan famoso, Odín en los albores del tiempo, visitó el manantial de Mimir (Memoria), la fuente de todo ingenio y sabiduría, en cuyas profundidades se reflejaba claramente incluso el futuro y buscó al anciano que lo
vigilaba para que le dejara tomar un trago.

Pero Mimir, que conocía bien el valor de un favor tal, rehusó concederlo, a menos que Odín consintiera en darle uno de sus ojos a cambio. El dios aceptó sin dilaciones y se arrancó uno de sus ojos, el cual Mimir lo guardó como garantía, hundiéndolo en las profundidades de su manantial.

Bebiendo abundantemente de las aguas, Odín se hizo con el conocimiento que ansiaba, sin lamentar jamás el sacrificio que había hecho, pero en memoria de aquel día arrancó una rama del árbol sagrado Yggdrasil, que daba sombra al manantial y fabricó con ella su lanza Gungnir.

Oden_vid_Mims_likEl ojo de Odín permanece en el fondo de dicha fuente, de la cual el mismo Mímir bebe cada día. De aquella mutilación autoinfligida derivan los epítetos de Bileygr ("tuerto") y Báleygr ("ojo faltante").

Odín conserva la cabeza de Mimir, que fue decapitado por los Vanir durante su enfrentamiento con los Æsir, y logra hacerla hablar por medio de la magia, siendo una fuente inagotable de conocimientos que le revela las noticias de lo que sucede alrededor del mundo

ODIN Y VAFTHURUNDIR

El Vafthrundismál es un registro de una competición de destreza y ciencia entre el dios y el gigante Vafthrundir, famoso por lo profundo de sus conocimientos.

El poema comienza con una conversación entre Odín y su esposa Frigg, donde éste le pide un consejo que no está dispuesto a aceptar. ¿Debe visitar al gigante para averiguar cuánto sabe? Frigg espera que su esposo regrese a salvo y éste emprende su viaje disfrazado de viajero.

Cuando es llevado ante el gigante, se presenta con el falso nombre de Gagnrad. Vafthrundir le interroga brevemente y le considera como hombre de conocimientos y le propone una competición: se probarán mutuamente sus habilidades. Quien pierda, perderá su cabeza.

Entonces Gagnrad empieza preguntándole al gigante sobre los orígenes del mundo, la naturaleza de los dioses y el fin de todas las cosas. El gigante responde con destreza, hasta que Gagnrad hace trampa con su última pregunta: ¿Qué le susurró Odín al oído de su hijo Balder cuando el dios muerto estaba siendo puesto en la pira funeraria? Sólo Odín sabía la respuesta, por lo que el gigante se da cuenta de que ha sido burlado.

En otra ocasión, haciéndose pasar por un hombre llamado Gestumblindi ("huésped ciego"), el dios desafió a un rey llamado Heiðrekr, a un duelo de adivinanzas.

Tras una serie de preguntas que ambos contestaron sin dificultad, Odín realizó la misma pregunta que había hecho a Vafþrúðnir. Ante esta pregunta, el rey intentó matarlo, pero el dios escapó bajo la forma de un halcón.

GEIRROD Y AGNAR

Otro poema sapiencial es el Grímnismál. Habla de dos jóvenes príncipes, Agnar de diez años y Geirrod de ocho. Salieron a pescar y el viento los empujó mar adentro.

Naufragaron en la costa cercana a la pequeña choza de un granjero. Estuvieron con él y su esposa ese invierno y el granjero le tomó especial cariño a Geirrod. Cuando llegó al primavera, el granjero le dio algunas instrucciones privadas. Cuando el barco llegó de regreso a su país, Geirrod, que estaba en la proa, saltó a tierra y empujó el barco mar adentro, dejando abandonado a su hermano mayor en él. Geirrod fue a casa y se encontró con que, mientras habían estado fuera, su padre había muerto y le había tocado ser heredero, creciendo para convertirse en un príncipe insigne.

El heredero legítimo, Agnar, abandonado a la deriva, desembarcó en un lugar desolado, ocupándose de él unos gigantes que vivían allí

Este conflicto entre los dos hermanos provocó peleas en lugares más altos, ya que Odín era el patrón de Geirrod, mientras que Frigg lo era de Agnar.

Un día la pareja estaba sentada en su trono contemplando lo que pasaba en el mundo, cuando él comentó con sorna: "Mira a tu ahijado Agnar. Está engendrando un hijo con una giganta en una cueva. Entre tanto, mi ahijado Geirrod es un rey gobernando su país". Frigg replicó ácidamente: "Geirrod es un miserable, tan tacaño en sus fiestas que tortura a sus huéspedes si cree que han venido demasiados". Esto era una calumnia y riñeron por ello. Odín apostó a su mujer que podía demostrar que aquella acusación tan grave era falsa.

Se disfrazó y fue a la casa de Geirrod. Pero Frigg, más astuta que su marido, envió a un mensajero a Geirrod previniéndole del extraño extranjero que había entrado en su país. Geirrod fue engañado y apresó a Odín, quien se envolvió en una capa azul oscuro y dijo
llamarse Grimnir.

Cualquiera de las dos cosas debería haber puesto sobre aviso al rey de haber sido más listo. Geirrod quería más información. Grimnir permaneció en su derecho de guardar silencio, por lo que Geirrod lo torturó.

Hizo dos grandes hogueras y dejó a Grimnir allí durante dos días tan abrasado que su capa se quemó. Geirrod tenía un hijo de diez años a quien, sin ningún tacto, había llamado Agnar, como su hermano. El joven Agnar se compadeció de Grimnir y le trajo un cuerno lleno de bebida. El agradecimiento de Grimnir y la profecía de que Agnar sería recompensado con el trono abre el poema.

Grimnir muestra luego el alcance de su saber nombrando las cortes de los diferentes dioses, los animales sobrenaturales que habitan su mundo, hablando de la creación del firmamento y de los tesoros de los dioses, cosas éstas que deberían indicar a la audiencia su identidad real.

Acaba prediciendo la muerte de Geirrod a espada y pronunciando su nombre. Las consecuencias vienen en prosa:

"El rey Geirrod estaba sentado con su espada medio desenvainada. Cuando oyó que su visitante era Odín, saltó, queriendo sacar a Odín del fuego. Su espada resbaló de su mano. Su pie tropezó y cayó de cabeza sobre la espada. Esta lo atravesó y murió. Luego Odín desapareció. Y Agnar reino durante muchos años."

2.-FRIGG

Frigg Spinning the Clouds

Frigg, hija de Fiorgyn y hermana de Jörd, según algunos mitólogos, es considerada por otros como la hija de Jörd y Odín, con el que posteriormente se desposó. Los hijos de Frigg son Baldr, Höðr y sus hijastros son Hermóðr, Heimdall, Tyr, Vidar y Váli. Thor es mencionado en algunas ocasiones como su hermano o como su hijastro.

Este matrimonio causó tal regocijo general en Asgard, donde la diosa era muy amada, que tras el acontecimiento se convirtió en costumbre celebrar siempre su aniversario con un festín y canciones y tras ser declarada patrona del matrimonio, siempre se brindaba a su salud, junto a la de Odín y Thor, en los festines de boda.

Frigg es la diosa de la atmósfera, o mejor dicho, de las nubes y como tal era representada con vestimentas blancas u oscuras, de acuerdo a su humor un tanto variable.

Ella era la reina de los dioses y sólo ella tenía el privilegio de sentarse sobre el trono Hlidskialf, además de su esposo. Desde allí podía observar todo el mundo y ver lo que estaba sucediendo y, según la creencia de nuestros antepasados, ella poseía además
el conocimiento del futuro, aunque, sin embargo, nadie podía persuadirla para que lo revelara, probando de esta manera, que las mujeres eran igualmente capaces de guardar importantes secretos.

Era generalmente representada como una mujer alta, bella y majestuosa, coronada con plumas de garza real, el símbolo del silencio o del olvido, y vestida con atavíos blancos, con un cinto de oro en su cintura, del cual pendían un montón de llaves, como símbolo distintivo del ama de casa nórdica, de quienes ella era su patrona especial.

Aunque aparecía a menudo junto a su esposo, Frigg prefería permanecer en su propio palacio conocido como Fensalir, el lugar de las nieblas o del mar, donde ella manejaba diligentemente su rueca, hilando hebras de oro o tejiendo extensas telas de nubes de brillantes colores. Para realizar su trabajo, usaba una maravillosa rueca enjoyada que de noche brillaba de forma intensa en el cielo, como una constelación, conocida en el Norte con el nombre de "La Rueca de Frigg", mientras que en otros sitios era denominado al mismo conjunto de estrellas, el "Cinto de Orion".

La elegante diosa invitaba a su palacio Fensalir a esposos y esposas que hubieran llevado vidas virtuosas durante su estancia en la Tierra, para que pudieran disfrutar de la compañía de su cónyuge incluso después de la muerte y nunca tener que ser separados
de nuevo. Frigg era por tanto considerada como la diosa del amor conyugal y maternal, y era venerada especialmente por las parejas casadas y los padres afectuosos.

Sin embargo, esta elevada labor no absorbía por completo sus pensamientos, pues se nos dice que ella era muy aficionada a los vestidos y, siempre que aparecía ante la asamblea de los dioses, su indumentaria era suntuosa y favorecedora y sus joyas eran elegidas con gran gusto.

ANECDOTAS

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El amor de Frigg por los ornamentos la llevó en una ocasión por el mal camino, pues en su ansia de poseer una joya nueva, robó en secreto una pieza de oro de una estatua que representaba a su esposo, que acababa de ser colocada en su templo.


El metal robado fué confiado a los enanos, con instrucciones de fabricar con él un maravilloso collar para su uso. La joya finalizada era tan resplandeciente que acentuó aún más los encantos de la diosa y aumentó el amor de Odín por ella.

Sin embargo, cuando este descubrió el robo del oro, convocó enfurecido a los enanos y les ordenó que le revelaran quién había osado tocar su estatua. Reacios a traicionar a la reina de los dioses, los enanos permanecieron obstinadamente en silencio y, viendo que no lograría obtener ninguna información de ellos, Odín ordenó que la estatua fuera situada sobre la entrada del templo y que fuera puesta a trabajar para que ideara runas que le conferirían el poder del habla y le permitiría denunciar al ladrón.

Cuando Frigg oyó esto, se estremeció de miedo e imploró a su asistenta favorita, Fulla, para que ideara algún remedio de protegerla de la ira de su esposo.

Fulla, que siempre estaba dispuesta a servir a su señora, pertió inmediatamente, regresando pronto acompañada por un horrible enano, el cual prometió procurar que la estatua hablara sólo si Frigg se dignaba a sonreírle de buena gana. Tras haber sido concedido tal favor, el enano corrió hasta el templo, infundió a los guardias un profundo sueño y, mientras se encontraban inconscientes, bajó la estatua de su pedestal y la rompió en pedazos, para que nunca pudiera llegar a revelar el robo de Frigg, a pesar de los esfuerzos de Odín de dotarle de habla.

Odín se enfureció terriblemente al descubrir el sacrilegio por la mañana, tanto que abandonó Asgard y desapareció llevándose consigo todas las bendiciones que solía repartir entre dioses y hombres. Según algunas autoridades en la materia, sus hermanos
se aprovecharon de su ausencia para asumir su forma y asegurarse su trono y su esposa, sin embargo, aunque se parecían a él exactamente, no fueron capaces de reimponer las bendiciones perdidas y permitieron que los gigantes del hielo, o Jötuns, invadieran la tierra y la envolvieran con su frío.

Los pérfidos gigantes estrujaron las hojas y los brotes de las plantas hasta que todas se marchitaron, desnudaron los árboles, amortajaron la tierra con un gran cobertor blanco de nieve y hielo, y la cubrieron con impenetrables nieblas.

Pero al final de siete fatigosos meses, el verdadero Odín se apiadó y regresó y cuando vio todo el mal que se había hecho, echó a los usurpadores, obligó a los gigantes de hielo a relajar sus garras sobre la tierra y a liberarla de sus ataduras de hielo, esparciendo de nuevo todas sus bendiciones y alegrando toda la tierra con la luz de su sonrisa.

EN LA MUERTE DE BALDER

La más famosa de las historias de Frigg la representa en su rol de madre, en el relato de la muerte de Baldr, su hijo, preservado en el poema Baldrs draumar de la Edda poética, y también en Gylfaginning en la Edda prosaica.

Frigg no se preocupa demasiado por su otro hijo, el ciego Höðr, pero si por su hermano Baldr, y con una preocupación maternal intenta protegerlo luego de que él tuviera sueños proféticos sobre su propia muerte.

La diosa recorrió el mundo y le hizo prestar juramento a todas las cosas de que no le harían daño. Luego de ello, los dioses reunidos en el Thing se entretenían arrojándole cosas sabiendo que nada era capaz de herirlo.

Loki quien sentía aversión por Baldr, intentó averiguar alguna debilidad suya engañando a Frigg. Se convirtió en una mujer y le preguntó a la diosa si había olvidado tomar juramento a alguna cosa. Frigg reveló que había considerado al muérdago muy joven como para hacerle jurar. Loki conociendo esto hizo un dardo de muérdago y lo colocó en las manos de Höðr quien no se había unido al juego de arrojarle cosas ya que era ciego. Loki se ofreció para guiarlo y así ayudó a arrojar a Höðr el dardo que dio muerte a Baldr.

Höðr luego es muerto en un enfrentamiento con Váli, y Odín envía a uno de sus hijos, Hermóðr, para negociar con Hel el regreso de Baldr desde el inframundo.

Ella establece como condición para devolver al dios que todas las cosas de los nueve mundos lo lloren. Frigg y Odín instan a todas las cosas a derramar lágrimas por él, pero Loki bajo la forma de un vieja giganta se escondió en una cueva y no lloró y debido a eso Baldr nunca pudo regresar. Más tarde los dioses descubrirían el papel de Loki en la muerte de Baldr, y le castigarían lo que eventualemente conduce al fin del mundo.

Aunque Frigg debía saber que Baldr estaba condenado, tanto por los sueños proféticos de él como por la capacidad de predecir el futuro que ella tenía, aún así intenta alterar su destino. Aún luego de su muerte ella intentará infructuosamente rescatarlo del inframundo. Según algunas versiones de este relato, el muérdago se convirtió en sagrado para Frigg como resultado de su fracaso en darle a Frigg un juramento.

LAS ASISTENTAS DE FRIGG

Frigg tenía, como sus propias asistentas especiales, un número de hermosas doncellas:

FULLA: Hermana de Frigg, según algunas autoridades, a quien le confiaba su estuche de joyas. Era Fulla siempre la encargada del atavío de su señora.

Tenía el privilegio de calzarle sus zapatos de oro, la atendía en todas partes y era su confidente. A menudo le aconsejaba sobre la mejor manera de ayudar a los mortales que imploraban la ayuda de la diosa.

HIN: La segunda asistenta de Frigg, era la diosa de la consolación, a la que enviaba para que secara las lágrimas de los que lloraban y derramara bálsamo sobre los corazones encogidos por el dolor y el sufrimiento.

Ella también escuchaba con oídos siempre atentos las oraciones de los mortales, comunicándoselo a su señora y aconsejándole a veces sobre el mejor modo de contestarlas y conceder el consuelo deseado.

GNA: Era la veloz mensajera de Frigg. Montada sobre su rápido corcel Hofvarpnir, viajaba con maravillosa velocidad a través del fuego y el aire, sobre la tierra y el mar y por tanto era considerada como la personificación de la brisa refrescante. Viajando de acá para
allá de esta manera, Gna veía todo lo que sucedía sobre la Tierra, contándoselo después a su señora.

OTRAS ASISTENTES

Además de las mencionadas anteriormente, Frigg contaba con otras asistentas en su séquito, como la delicada y elegante doncella Lofn (elogio o amor), cuyo cometido era el de eliminar todos los obstáculos del sendero de los amantes.

El deber de Vjofn era el de inducir al amor a los corazones inflexibles, para mantener la paz y la concordia entre la humanidad y el de reconciliar esposos y esposas tras una disputa.

Syn (verdad) protegía la entrada del palacio de Frigg, negándose abrirla a aquellos cuya entrada no les era permitida. Una vez le hubiera negado la entrada a un intruso, ningún ruego podía cambiar su decisión. Por tanto, ella presidía todos los tribunales y juicios y siempre que algo necesitaba ser vetado, el recurso usual era el de declarar que Syn no estaba a favor de ello.

Gefjon era también una de las doncellas en el palacio de Frigg y a ella le eran confiados todos aquellos que habían fallecido solteros, a los que recibía y hacía felices por siempre.

Eira, también asistente de Frigg, era considerada como una doctora extremadamente habilidosa. Ella reunía enfermos de todo el mundo para curar tanto sus heridas como enfermedades y era su competencia el enseñarle a las mujeres su ciencia, que eran las
únicas que ejercían la medicina entre las antiguas naciones del norte.

Vara escuchaba todos los juramentos y castigaba los perjuros, mientras que recompensaba a aquellos que guardaban fielmente su palabra.

También estaba Vör (fe), que conocía todo lo que estaba por suceder en el mundo y Snotra, diosa de la virtud, que poseía todos los conocimientos.

3.- THOR

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Thor o Donner (Donar) es el hijo de Jörd (Erda, la Tierra) y de Odín, pero otros afirman que su madre era Frigg, la reina de los dioses.

Se había casado en dos ocasiones, primero con la giganta Iarnsaxa (piedra de hierro), con la que tuvo dos hijos: Magni (fuerza) y Modi (valor), ambos destinados a sobrevivir a su padre y al ocaso de los dioses y a gobernar el nuevo mundo que se alzaría como el fénix de las cenizas del primero. Su segunda esposa fue Sif, la de cabellos dorados, con al que también tuvo dos hijos: Lorrude y una hija de nombre Thrud, una joven giganta célebre por su tamaño y fuerza.

thor1 De niño destacó por su gran tamaño y fuerza y, muy poco después de su nacimiento, sorprendió a la asamblea de los dioses levantando y arrojando juguetonamente diez grandes fardos de pieles de oso.




Aunque era por lo general de carácter afable, Thor incurría a veces en una cólera terrible y como en esas ocasiones era muy peligroso, su madre, incapaz de controlarle, lo enviaba lejos de su hogar y confiaba su cuidado a Vingnir (el alado) y a Hlora (calor). Estos padres adoptivos, que eran también considerados como la personificación de los relámpagos difusos, pronto lograron controlarle y le criaron tan sabiamente que los dioses guardaron un recuerdo muy agradecido de sus amables servicios. El mismo Thor, consciente de todo lo que se les debía, asumió los nombres de Vingthor y Hlorridi, por los que también se le conoce.

Una vez hubo alcanzado su pleno crecimiento y la edad de la sensatez, Thor fue admitido en Asgard entre el resto de los dioses, donde pasó a ocupar uno de los doce sillones de la gran sala de los juicios.

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También se le concedió el reino de Thrudvang o Thrudheim, donde construyó un maravilloso palacio llamado Bilskirnir (relámpago, El Salón de los Héroes), el más espacioso de todo Asgard. Poseía quinientas cuarenta habitaciones para el alojo de los esclavos, que tras su muerte eran bienvenidos a su hogar, donde recibían el mismo trato que sus señores en Valhalla, pues Thor era el dios patrono de los campesinos y las clases bajas.


Ya que era el dios del trueno, Thor era el único al que nunca se le permitía pasar sobre el maravilloso puente Bifröst, temiendo que lo quemara con el calor de su presencia.

Cuando deseaba unirse a sus compañeros los dioses en el manantial Urdar, bajo la sombra del árbol sagrado Yggdrasil, se veía forzado a llegar hasta allí a pie, vadeando los ríos Kormt y Ormt, y los dos arroyos Kerlaug, hasta llegar al lugar de la cita.

Thor, que era venerado como el dios más importante en Noruega, fue el segundo en la triología del resto de las naciones y fue llamado "viejo Thor", pues se suponía, según algunos mitólogos, que pertenecía a una antigua dinastía de dioses, sin tener en cuenta su edad actual, pues era representado y descrito como un hombre en su plenitud, alto y bien formado, con miembros musculosos y cabellos y barba rojos y erizados, de los cuales, en momentos de rabia, saltaban chispas.

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La muerte de Thor que ocurriría apenas diese muerte a la serpiente gigante del Midgard, Jörmundgander la cual al morir expele su veneno sobre Thor, quien retrocede nueve pasos y cae muerto.

MJÖLLNIR

Mjollnir

Thor era el orgulloso propietario de un martillo mágico llamado Mjöllnir (el aplastador), que arrojaba a sus enemigos, los gigantes de hielo, con poder destructivo, y que poseía la maravillosa propiedad de regresar siempre a su mano, sin importar lo lejos que lo hubiese lanzado.

Mjöllnir: A) Forma Finesa; B) Forma Sueca; C ) Forma Islandesa

Ya que este enorme martillo, emblema de los truenos, estaba por lo general incandescente, el dios poseía un guantelete de hierro llamado Iarngreiper, que le permitía agarrarlo firmemente. Él era capaz de arrojar a Mjöllnir hasta una gran distancia y su fuerza, que siempre era formidable, se multiplicaba por dos cuando se ponía su cinturón mágico, llamado Megingjörd.

A pesar de que Thor poseía varios objetos mágicos formidables, tales como su carro, su cinturón de poder y guantes de hierro para levantar a Mjolnir; es este último el punto central de muchas de sus aventuras.

A veces Mjolnir es utilizado como un arma arrojadiza, aunque generalmente es usado como un martillo de guerra normal.

ORIGEN

Sif, esposa de Thor, estaba muy orgullosa de su espléndida cabellera dorada, que la cubría desde la cabeza a los pies como un brillante velo. También ella era el símbolo de la Tierra, pues se decía que su pelo representaba el césped largo o el grano dorado que cubría las tierras de cosecha del Norte.

Sif

Thor estaba también muy orgulloso del hermoso cabello de su esposa. Por tanto, es de imaginar su consternación cuando se la encontró una mañana tan calva y carente de ornatos como la tierra cuando el grano ha sido recogido y no quedan más que rastrojos. En su furia, Thor se alzó sobre sus pies y juró que castigaría al que hubiese cometido tal atrocidad, del que inmediata y correctamente conjeturó que era Loki, el malicioso y conspirador; que siempre estaba a la busca de algún acto malvado que cometer.

Tras coger su martillo, Thor se fue en busca de Loki, el cual intentó evadir al airado dios cambiando de forma. Pero fue inútil, pues Thor le alcanzó pronto, cogiéndole por el cuello y casi estrangulándole, antes de ceder ante sus súplicas y soltarlo.

Cuando recuperó el aliento, Loki imploró el perdón, pero sus ruegos
fueron en vano, hasta que prometió procurarle a Sif una nueva cabellera, tan bella como la primera y tan profusa en longitud.
Sólo entonces dejó Thor marchar al traidor.

Loki reptó por las entrañas de la tierra, donde se encontraba Svartalfaheim, para suplicarle al enano Dvalin que le fabricara no sólo la preciosa cabellera, sino también un regalo para Odín y Frey, cuya furia deseaba aplacar.

Su petición fue recibida favorablemente y el enano fabricó la lanza Gungnir, que nunca erraba su objetivo y el barco Skidbladgar, el cual, arrastrado siempre por vientos favorables, podía navegar por el aire al igual que por el agua, además de poseer la propiedad mágica de, aunque contendiendo a los dioses y a todos sus corceles, poderse doblar hasta alcanzar un tamaño tan diminuto que cabía en un bolsillo.

Finalmente, hilvanó una bellísima hebra de oro, de la que fabricó la cabellera requerida para Sif, declarando que tan pronto como tocara su cabeza, crecería rápidamente desde allí como si fuera su propio pelo.

Loki estuvo tan satisfecho con tales pruebas de la habilidad de los enanos, que declaró que el hijo de Ivald era el más diestro de entre todos los herreros, palabras que Brock, otro enano, acertó a oír, tras lo cual exclamó que estaba seguro de que su hermano Sindri podría producir tres objetos que sobrepasarían aquellos que Loki sostenía, no sólo en valor intrínseco, sino también en sus propiedades mágicas.

Loki retó inmediatamente al enano para que demostrara su habilidad, apostando su cabeza contra la de Brock como garantía.

Sindri, informado de la apuesta, aceptó la oferta de Brock de soplar el fuego con el fuelle, advirtiéndole, sin embargo, de que él debería trabajar persistentemente y sin un momento de descanso, si quería que tuviese éxito. Procedió a calentar algo de oro, tras lo cual salió a apalabrar el favor de los poderes ocultos.

Durante su ausencia, Brock trabajó con el fuelle diligentemente, mientras que Loki, con la intención de hacerle parar, se transformó en un tábano y picó cruelmente su mano. A pesar del dolor, el enano siguió con su labor y cuando Sindri regresó, sacó del fuego un enorme jabalí salvaje, llamado Gullinbursti, debido a sus cerdas doradas, que tenía el poder de emitir luz mientras cruzaba los cielos, pues era capaz de viajar a través del aire con increíble velocidad.

Con su primer trabajo concluido satisfactoriamente, Sindri echó un poco más de oro al fuego y le pidió a su hermano que siguiera soplando, mientras él volvía a salir para asegurarse la asistencia mágica. Esta vez, Loki, aún disfrazado de tábano, picó al enano en su mejilla. A pesar del dolor, el enano siguió trabajando, y cuando Sindri regresó, sacó triunfante de entre las llamas el anillo mágico Draupnir, el emblema de la fertilidad, del que caían ocho anillos similares cada novena noche.

Ahora echó a las llamas un trozo de hierro y con renovada precaución, para no frustrar su éxito por el descuido, Sindri salió, dejando a Brock soplando el fuego como antes. Loki se encontraba desesperado y se preparó para un intento final. Esta vez, todavía con la forma de un tábano, picó al enano por encima del ojo, hasta que la sangre comenzó a emanar tan abundantemente que le impidió ver lo que estaba haciendo. Alzando rápidamente su mano por un segundo, Brock se limpió la sangre; pero a pesar de lo corta que había sido la interrupción, provocó daños irreparables y cuando Sindri extrajo su obra del fuego, emitió una exclamación de decepción, pues el martillo que había fabricado era corto de mango.

A pesar del contratiempo, Brock estuvo seguro de ganar la apuesta y no dudó en presentarse ante los dioses en Asgard, donde le entregó a Odín el anillo Draupnir, a Frey el jabalí Gullinbursti y a Thor el martillo Mjöllnir, a cuyo poder nadie podía hacer frente. A su vez, Loki entregó a Odín la lanza Gungir, el barco Skidbladnir a Frey y la
cabellera dorada a Thor.

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Pero, a pesar de que ésta creció inmediatamente sobre la cabeza de Sif, declarando todos que era más bella de lo que sus propios bucles lo habían sido jamás, los dioses decretaron que Brock había ganado la apuesta, debido a que el martillo Mjöllnir, en manos de Thor, sería de gran valor en la última lucha contra los gigantes de hielo. Para salvar su cabeza, Loki huyó precipitadamente.

Sin embargo, fue alcanzado por Thor, que lo trajo de vuelta y se lo entregó a Brock, diciéndole que aunque la cabeza de Loki era suya por derecho, no debería tocar su cuello. Impedido de acometer su venganza, el enano decidió castigar a Loki cosiendo sus labios juntos y, ya que su espada no los atravesaba, tomó prestada la lezna de su hermano para tal propósito.

Sin embargo, Loki, tras soportar las burlas de los dioses en silencio durante un corto período de tiempo, se las ingenió para cortar el hilo y pronto volvió a ser tan locuaz como siempre.

CARRO

Thor viaja en un carro que es tirado por los machos cabríos mágicos llamados Tanngrisnir y Tanngnjóstr.

Tenían la peculiaridad de que Thor podía cocinarlos y luego si necesitaba continuar su viaje, cubría los huesos con la piel y utilizaba el poder regenerador de su martillo para volverlos a la vida.

El poema escáldico Haustlöng relata que la tierra era arrasada y las montañas se resquebrajan cuando Thor viajaba en su carro

Thor_by_Johannes_Gehrts

VIAJES Y ANECDOTAS

Fiel a la conocida afinidad por el contraste, Thrud, hija de Thor, fué cortejada por el enano Alvis con su aprobación. Una noche, cuando el pretendiente, que al ser un enano no podía afrontar la luz del día, se presentó en Asgard para pedir la mano de Thrud, la asamblea de los dioses no le negó su consentimiento.

Apenas había mostrado su aprobación cuando Thor, que había estado ausente, apareció súbitamente y, mirando con desprecio al insignificante pretendiente, declaró que debería poner a prueba sus conocimientos para expiar por su baja estatura, antes de que pudiera ganarse a su prometida.

Para probar las cualidades mentales de Alvis, Thor le interrogó en el lenguaje de los dioses, el de los Vanes, el de los elfos y el de los enanos, prolongando astutamente su examen hasta el amanecer, cuando el primer rayo de Sol cayó sobre el desdichado enano y lo petrificó.

Allí permaneció él, un perdurable ejemplo del poder de los dioses, para que sirviera como advertencia a cualquier otro enano que osara ponerlo a prueba.

LOS GIGANTES DE JÖTUNHEIM

Ya que los gigantes de Jötunheim estaban enviando continuamente ráfagas frías de viento para helar los brotes aún verdes y dificultar el crecimiento de las flores, Thor decidió en una ocasión ir hasta allí y obligarles a comportarse mejor.

Acompañado de Loki, emprendió su camino en su carro y tras viajar durante todo un día, los dioses llegaron hasta los confines del mundo de los gigantes, donde, tras divisar la cabaña de un campesino, decidieron quedarse para descansar y refrescarse.

thor7Su anfitrión era hospitalario pero muy pobre y Thor, viendo que él no sería capaz de suministrar la comida necesaria para saciar su gran apetito, mató a sus dos chivos, los cuales preparó y cocinó, tras lo cual invitó a su anfitrión y a su familia para que participaran libremente de la comida, pero no sin antes advertirles de que lanzaran todos los huesos, sin romperlos, dentro de las pieles de los chivos que habían extendido en el suelo.

El campesino y su familia comieron con entusiasmo, pero su hijo Thialfi, alentado por el malicioso Loki, osó romper uno de los huesos y absorber la médula, creyendo que su desobediencia no sería detectada.

Sin embargo, por la mañana, Thor, listo para partir golpeó las pieles de chivo con su martillo e inmediatamente los animales se alzaron tan vivos como lo estaban antes, excepto que uno de ellos parecía cojear. Percatándose de que sus órdenes habían sido desatendidas, Thor estuvo a punto de matar a toda la familia.

Sin embargo, el responsable admitió su culpa y el campesino se ofreció a compensar la pérdida entregándole al airado dios no sólo a su hijo Thialfi, sino también a su hija Roskva, para que le sirvieran por siempre.

Encargándole al hombre que cuidara bien los chivos, a los cuales dejó allí hasta su regreso y ordenando a los jóvenes campesinos que le acompañaran, Thor retomó su camino a pie junto a Loki y, tras caminar durante todo el día, se encontró al anochecer en una tierra inhóspita y árida, que estaba envuelta en una casi impenetrable niebla.

Tras buscar durante un rato, Thor vio a través de la niebla el borroso perfil de lo que parecía ser una casa de extraña forma. Su entrada abierta era tan ancha y alta que parecía ocupar una pared entera de la casa. Tras entrar y no encontrar ni un fuego ni una luz, Thor y sus acompañantes se arrojaron al suelo para dormir. Pero fueron sobresaltados por un peculiar sonido y un prolongado temblor del suelo que se encontraba debajo de ellos.

Thor-lokiyayudantes

Temiendo que el techo se desplomara durante el temblor de tierra, Thor y sus acompañantes se refugiaron en un ala del edificio, donde pronto se quedaron dormidos. Al amanecer salieron, pero no habían avanzado mucho cuando vieron la forma recostada de un gigante durmiendo y se dieron cuenta de que los peculiares sonidos que
habían perturbado su sueño habían sido provocados por sus ronquidos.

En esos momentos se despertó el gigante, se levantó, se estiró, buscó a su alrededor su propiedad perdida y un segundo más tarde recogió el objeto que Thor y sus acompañantes habían confundido en la oscuridad por una casa.

Entonces se dieron cuenta sorprendidos, de que no era sino un enorme mitón y que el ala donde habían dormido era el lugar separado para el descomunal pulgar del gigante.

Tras averiguar que Thor y sus compañeros se dirigían hacia Utgard, como se llamaba el reino de los gigantes, Skrymir, que así se llamaba el gigante, se ofreció a ser su guía; tras caminar con ellos durante todo el día, les llevó al anochecer a un lugar donde les propuso descansar.

Sin embargo, antes de disponerse a dormir, les ofreció las provisiones que había en su cartera. Sin embargo, pese a sus esfuerzos, ni Thor ni sus compañeros fueron capaces de desatar los nudos que Skrymir había atado.

EN UTGARDLOKI

Temprano por la mañana, Skrymir dejó a Thor y su gente, señalándoles el camino más corto hasta el castillo de Utgardloki, que había sido construido con grandes bloques de hielo y enormes carámbanos relucientes como pilares.

Los dioses, deslizándose por entre los barrotes de la gran puerta de entrada, se presentaron audazmente ante el rey de los gigantes, Utgardloki, el cual, tras reconocerles, fingió inmediatamente estar completamente sorprendido por su pequeño tamaño y expresó su deseo de ver con sus propios ojos de lo que eran capaces de hacer, pues con frecuencia había oído los alardes de sus habilidades.

Loki, que había ayunado más de lo que hubiese deseado, declaró inmediatamente que estaba dispuesto a apostar con quien fuese por una comida. Consiguientemente, el rey ordenó que se trajera una gran mesa de madera llena de carne a la sala.

Colocó a Loki en un extremo y a su cocinero Logi en el otro y les ordenó que comenzara la disputa. Aunque Loki hizo maravillas, y llegó rápidamente hasta el centro de la mesa, se encontró sólo con los huesos, mientras que su oponente ya se había devorado tanto la carne como la mesa.

Sonriendo desdeñosamente, Utgardloki declaró que era evidente que no era mucho lo que eran capaces de hacer en cuanto al comer, lo cual irritó tanto a Thor que afirmó que, si bien Loki no podía comer tanto como el voraz cocinero, estaba seguro que él podría beber el mayor vaso que se encontrase en el palacio, tan insaciable era su sed.

Inmediatamente se trajo un cuerno y, tras declarar Utgardloki que los buenos bebedores lo vaciaban de un trago, las personas moderadamente sedientas en dos y los bebedores insignificantes en tres, Thor acercó el borde a sus labios.

Pero, aunque tragó tan profundamente que creyó que iba a reventar, el líquido aún llegaba hasta el borde cuando levantó su cabeza. Un segundo y un tercer intento para vaciar el cuerno fueron también fallidos.

Thialfi se ofreció entonces a disputar una carrera, pero un joven de nombre Hugi, contra le cual se le hizo competir, pronto le adelantó, a pesar de que Thialfi había corrido de forma extraordinariamente rápida.

Thor propuso después mostrar su fuerza en el levantamiento de pesos y se le retó a que alzara el gato del gigante. Aprovechando una oportunidad para ajustarse su cinturón Megingiörd, que aumentaba su fuerza, tiró y se esforzó, pero sólo logró levantar una de sus patas del suelo.

Un último intento por su parte de luchar contra la anciana nodriza de Utgardloki, Elli, considerada la única oponente digna de un oponente tan insignificante, finalizó de forma igualmente desastrosa y los dioses, tras reconocer que habían sido derrotados, fueron agasajados de modo hospitalario.

Por la mañana fueron escoltados hasta los confines de Utgard, donde el gigante les comunicó educadamente que esperaba que no volvieran a visitarle jamás, pues se había visto forzado a utilizar la magia contra ellos.

Entonces continuó explicando que él era el gigante Skrymir y que si no hubiera tomado la precaución de interponer una montaña entre su cabeza y los golpes de Thor, mientras él yacía aparentemente dormido, probablemente hubiera muerto, pues profundas grietas en la ladera de la montaña, las cuales señaló, eran testigo de la fuerza del dios.

A continuación les informó que el oponente de Loki había sido Logi (fuego salvaje); que Thialfi había disputado una carrera contra Hugi (pensamiento) y que no existía en el mundo un corredor más rápido que él; que el cuerno del que bebió Thor estaba conectado con el océano, donde sus grandes tragos habían producido un perceptible reflujo; que el gato era en realidad la terrible serpiente que rodeaba el mundo, Iörmungandr, a la cual Thor había casi arrastrado fuera del agua y que Elli, su nodriza, era la vejez, a la que nadie podría derrotar.

Tras concluir sus explicaciones y advertirles de que no regresaran nunca o volvería a defenderse con engaños parecidos, Utgardloki se desvaneció y, aunque Thor blandió su martillo con la intención de destruir el castillo, lo envolvió en una niebla tan espesa que no pudo ser visto y el dios del trueno se vio obligado a regresar a Thrudvang, sin haberle administrado a la raza de los gigantes la lección que había planeado.

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THOR Y HRUNGNIR

Odín se encotraba un día atravesando el aire sobre su corcel de ocho patas, Sleipnir, cuando atrajo la atención del gigante Hrungnir, el cual propuso una carrera, declarando que Gullfaxi, su caballo, podía rivalizar contra Sleipnir en velocidad.

En la tensión de la carrera, Hrungnir no se dio cuenta de la dirección en la que iban, hasta que, en el vano intento de alcanzar a Odín, condujo a su corcel hasta las mismísimas puertas del Valhalla.

Descubriendo entonces dónde se encontraba, el gigante palideció de miedo, pues sabía que había puesto en peligro su vida aventurándose en la fortaleza de los dioses, sus enemigos ancestrales.

Sin embargo, los Ases eran demasiado honorables para tomar incluso un enemigo en desventaja y, en vez de atacarlo, lo llevaron hasta la sala de banquetes, donde procedió a complacerse con el hidromiel.

Pronto se excitó tanto que comenzó a alardear de su poder, declarando que algún día vendría y tomaría Asgard, que destruiría junto a los dioses, con la excepción de Freya y Sif, a las cuales miró con una mirada impúdica de admiración.

Los dioses, conscientes de que no era responsable de lo que estaba diciendo, ya que estaba bajo el efecto de la bebida, dejaron que siguiera hablando tranquilamente.

Pero Thor, que llegaba a casa tras uno de sus viajes, y tras oír la amenaza del gigante de llevarse consigo a su amada esposa, se enfureció terriblemente. Blandió su martillo con furia, con la intención de aniquilar al fanfarrón.

Sin embargo, los dioses no estuvieron dispuestos a que esto sucediera y rápidamente se interpusieron entre el encolerizado dios y su invitado, implorando a Thor que respetara las leyes sagradas de la hospitalidad y que no profanara su lugar de paz derramando sangre.

Finalmente se persuadió a Thor para que refrenara su ira, pero exigió que Hrungnir fijara hora y lugar para un "holmgang", como se solía llamar generalmente un duelo nórdico.

Así retado, Hrungnir prometió encontrarse con Thor en Griottunagard, los confines de su reino, en tres días y partió sobrio por el terror que había experimentado.

Cuando los demás gigantes oyeron lo temerario que había sido, le reprendieron por su imprudencia, pero se unieron todos en consejo para intentar mejorar en lo posible la situación.

Hrungnir les contó que él tendría el privilegio de ser acompañado por un escudero, con el que Thialfi lucharía, por lo que procedieron a construir una criatura de arcilla, de nueve millas de alto y de ancho a la que llamaron Mokerkialfi (vadeador de niebla).

Ya que no lograron encontrar un corazón humano lo suficientemente grande para colocarlo en el pecho de ese monstruo, se aseguraron el de una yegua, el cual, sin embargo, continuó agitándose y estremeciéndose con recelo.

Llegó el día del duelo. Hrungnir y su escudero se encontraban esperando la llegada de sus respectivos oponentes. El gigante tenía no sólo un corazón y una calavera de sílex, sino también un escudo y garrote del mismo material, por lo que se consideraba a sí mismo casi invencible.

Thialfi llegó antes que su señor y poco después se produjo un terrible retumbo y temblor, que hizo que el gigante se temiera que su enemigo saldría del suelo y le atacaría desde debajo. Por tanto, siguió un indicio de Thialfi y se protegió con su escudo.

Sin embargo, un momento más tarde se dio cuenta de su error, pues, mientras Thialfi atacaba a Mokerkialfi con un azadón, Thor apareció súbitamente en escena y lanzó su martillo contra la cabeza de su oponente.

Hrungnir, para evitar el golpe, interpuso su garrote de piedra, el cual fue reducido a pedazos, que se esparcieron por toda la tierra, proporcionando todas las piedras de sílex que se encontrarían en lo sucesivo y uno de los fragmentos se insertó profundamente en la frente de Thor.

Mientras el dios caía desvaneciéndose al suelo, su martillo aplastó el cráneo de Hrungnir, el cual cayó muerto a su lado, de tal manera que una de las pesadas piernas fue a parar sobre el dios recostado.

Thialfi, mientras tanto, había dispuesto del gigante de arcilla con su cobarde corazón de yegua y corrió ahora en ayuda de su señor, pero sus esfuerzos y los de los dioses a los cuales había convocado rápidamente, fueron en vano para levantar la pierna opresora.

Mientras se encontraban allí, preguntándose indecisos qué hacer a continuación, llegó el pequeño hijo de Thor, Magni. Según varias versiones, él tenía entonces sólo tres días o tres años, pero pronto asió el pie del gigante y, sin ser ayudado, liberó a su padre, diciendo que, de haber sido llamado antes, hubiera dispuesto fácilmente del gigante y de su escudero.

Esta exhibición de fuerza dejó a los dioses maravillados y les ayudó a comprobar la verdad de las predicciones, todas las cuales declaraban que sus descendientes serían más poderosos que ellos, les sobrevivirían y gobernarían a su vez el nuevo cielo y tierra.

Para recompensar a su hijo, Thor le entregó el corcel Gullfaxi (crines doradas), el cual había sido heredado por derecho de conquista del gigante.

Magni cabalgó por siempre después en su maravilloso caballo, que casi igualaba al célebre Sleipnir en velocidad y resistencia.

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GROA

Tras intentar sacarse en vano la astilla de piedra de su frente, Thor regresó tristemente a su hogar en Thrudvang, donde los cariñosos esfuerzos de Sif fueron igualmente inútiles.

Por consiguiente, ella mandó llamar a Groa (la creadora de verde), una hechicera, famosa por sus habilidades médicas y por la eficacia de sus hechizos y encantos. Groa mostró inmediatamente su disposición a prestar todos los servicios en su poder al dios que tan a menudo la había beneficiado y comenzó a recitar solemnemente poderosas runas, bajo cuya influencia sintió Thor que la piedra se aflojaba más y más.

Su deleite ante la perspectiva de una rápida liberación hizo que Thor deseara recompensar a la hechicera sin dilación y sabiendo que nada podría complacer más a una madre que la esperanza de ver de nuevo a un hijo perdido hacía mucho tiempo, procedió a contarle que él había cruzado recientemente los Elivagar, o corrientes de hielo, para rescatar a su pequeño hijo Orvandil (germen) de las crueles garras de los gigantes de hielo y como el pequeño persistió en sacar uno de los dedos de su pie desnudo por uno de los agujeros de la cesta se había congelado y Thor, rompiéndolo accidentalmente, lo había arrojado al cielo para que brillara como una estrella, conocida en el Norte como "El Dedo del Pie de Orvandil".

Encantada con esta noticia, la profetisa cesó su encantamiento para expresar su alegría, pero, habiendo olvidado dónde lo había dejado, fue incapaz de continuar con su hechizo y la piedra de sílex permaneció incrustada en la frente de Thor, de donde nunca pudo ser desprendida.

CON THRYM

Ya que el martillo de Thor siempre le había sido de gran ayuda, constituía la más preciada de sus posesiones y su consternación fue inmensa cuando se despertó un día y se encontró con que ya no estaba allí. Su grito de furia y decepción pronto atrajo a Loki a su lado, declarando que, si los gigantes llegaban a oírlo, pronto intentarían asaltar Asgard y destruir a los dioses.

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Loki declaró que intentaría descubrir al ladrón y recuperar el martillo, si Freya le dejaba sus plumas de halcón, tras lo que se dirigió inmediatamente a Folkvang para tomarlas prestadas.

Su misión tuvo éxito y con la forma de un pájaro emprendió su vuelo sobre el río Ifing y sobre las áridas extensiones de Jötunheim, donde sospechó que encontraría al ladrón.

Allí divisó a Thrym, príncipe de los gigantes de hielo y dios de la destructiva tormenta de trueno, sentado solo en al ladera de una colina. Interrogándole astutamente, pronto averiguó que había robado el martillo y que lo había enterrado muy profundamente bajo tierra. Además, descubrió que había pocas esperanzas de recuperarlo, a menos que se le trajera a Freya ataviada como una novia.

Indignado ante la presunción del gigante, Loki regresó a Thrudvang, pero Thor declaró que sería mejor visitar a Freya y tratar de convencerla para que se sacrificara por el bien de todos.

Sin embargo, cuando los Ases le contaron a la diosa de la belleza lo que deseaban que hiciera, experimentó tal acceso de cólera que incluso su collar reventó.

Ella les contó que nunca abandonaría a su esposo por ningún otro dios, pero mucho menos para desposarse con un detestable gigante y vivir en Jötunheim, donde todo era extremadamente monótono y donde pronto moriría por la nostalgia de los campos verdes y los prados florecidos, en los que adoraba pasear.

Viendo que las persuasivas adicionales serían inútiles, Loki y Thor regresaron a casa y allí deliberaron sobre otro plan para recuperar el martillo.

Por consejo de Heimdall, Thor tomó prestados y se puso los atavíos de Freya, junto a su collar, y se cubrió a sí mismo con un grueso velo.

Loki, tras vestirse como una criada, montó con él en su carro tirado por chivos y la extrañamente vestida pareja se dirigió a Jötunheim, donde pretendían desempeñar los papeles respectivos de diosa y asistenta.

Thrym dio la bienvenida a sus invitados en la entrada del palacio, encantado ante la idea de asegurarse la indiscutible posesión de la diosa de la belleza, por la que había suspirado durante tanto tiempo en vano.

Les condujo rápidamente hasta la sala de banquetes, donde Thor, la prometida electa, devoró un buey, ocho enormes salmones y todas las tartas y dulces suministradas para las mujeres, regando las diversas viandas con el contenido de dos barriles de aguamiel.

El gigante prometido observó estas hazañas gastronómicas con asombro, después de lo cual Loki, para tranquilizarle, le susurró confidencialmente al oído que la novia estaba tan enamorada de él que no había sido capaz de probar bocado durante más de ocho días.

Thrym intentó entonces besar a su prometida, pero retrocedió horrorizado ante el fuego de su mirada, que Loki explicó como la mirada ardiente del amor.

La hermana del gigante que reclamaba los acostumbrados regalos, fue ignorada, por lo que Loki volvió a susurrarle al perplejo Thrym que el amor volvía a la gente distraída.

Embriagado por la pasión y el aguamiel, que también él había bebido en grandes cantidades, el novio ordenó a sus sirvientes que presentaran el martillo sagrado para consagrar el matrimonio cuya ceremonia acababa de iniciarse.

Tan pronto como lo trajeron, él mismo lo colocó sobre el pretendido regazo de Freya. Al siguiente momento, una poderosa mano se cerró
sobre el corto mango y, pronto, el gigante, su hermana y todos los invitados fueron muertos por el terrible Thor. Dejando una pila humeante de ruinas detrás de ellos, los dioses condujeron rápidamente de vuelta hasta Asgard, donde le devolvieron a Freya los atavíos y el collar prestado.

Para gran alivio de Thor y los dioses, se regocijaron por haber podido recuperar el precioso martillo. Cuando Odín contempló aquella parte de Jötunheim desde su trono Hlidskialf, vio las ruinas cubiertas por brotes aún verdes, pues Thor, tras derrotar a su enemigo, había hecho toma de posesión de sus tierras, que en lo sucesivo dejarían de permanecer áridas y desoladas para crecer en ellas fruta en abundancia.

4.- TYR

Tyr

Tyr, Tiu o Ziu, era hijo de Odín y, según algunos mitólogos, su madre era Frigga, la reina de los dioses, o una bella gigante cuyo nombre se desconoce, pero que era una personificación del mar furioso.

Él era el dios del honor marcial y una de las doce principales deidades de Asgard. Aunque aparentemente no tenía una morada concreta allí, siempre era bienvenido en Vingolf o Valhalla y ocupaba uno de los doce tronos en la gran sala de consejo de Gladsheim.

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Como dios del valor y de la guerra, Tyr era invocado con frecuencia por varias naciones del Norte, que le aclamaban, al igual que a Odín, para obtener la victoria. Que su jerarquía figuraba detrás de la de Odín y Thor está demostrado por su nombre, Tiu, habiéndoselo dado a uno de los días de la semana.

Durante el Ragnarok, Tyr matará y será muerto por Garm, el perro guardián de Helheim


LA ESPADA DE TYR

Según las antiguas leyendas, la espada de Cheru, que había sido fabricada por los mismos enanos, hijos de Ivald, que habían forjado la lanza de Odín, era considerada muy sagrada por su gente, a cuyo cuidado él había confiado, declarando que aquellos que la poseyeran tendrían la victoria segura sobre sus enemigos.

Pero aunque era cuidadosamente guardada en el templo, donde colgaba de forma que reflejara los primeros rayos del sol matinal, desapareció misteriosamente una noche.

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Una vala, druida femenina o profetisa, consultada por los sacerdotes, reveló que las Nornas habían decretado que quienquiera que la empuñara conquistaría el mundo y moriría por él; pero, a pesar de todos los ruegos, ella rehusó contarles quién se la había llevado o dónde podría ser encontrada.

Tyr, cuyo nombre era sinónimo de valentía y sabiduría, también tenía, según lo antiguos nórdicos, a sus órdenes a las blancas valquirias, las asistentes de Odín y creían también que era él el que decidía qué guerreros deberían transportar ellas hasta Valhalla para
ayudar a los dioses en el último día.

EL ENCUENTRO CON FENRIS

Tyr era generalmente representado y considerado como un dios manco, al igual que Odín era considerado un dios tuerto. Diversas explicaciones son ofrecidas por las diferentes autoridades en la materia; algunos afirman que se debía que sólo podía concederle la victoria a un bando; otros, porque una espada tenía una sola hoja. Sea como fuere, los antiguos preferían la siguiente versión:

Loki se desposó en secreto en Jötunheim con la horrible giganta Angurboda (presagiadora de los tormentos), con la que tuvo tres monstruosos hijos: el lobo Frenrihr o Fenris, Hel, la parcialmente coloreada diosa de la muerte y Iörmungandr, una terrible serpiente.

Él guardó en secreto la existencia de estos monstruos tanto tiempo como pudo. Sin embargo, crecieron tanto tan rápidamente que no se les pudo mantener por más tiempo confinados en la cueva donde habían nacido.

Odín, desde su trono pronto se percató de su existencia y también de la inquietante velocidad a la que crecían. Temeroso de que estos monstruos invadieran Asgard y destruyeran a los dioses una vez hubiesen aumentado su poder, Allfather decidió deshacerse de ellos y, tras dirigirse hasta Jötunheim, arrojó a Hel a las profundidades de Niflheim, diciéndole que ella podía reinar sobre los nueve tenebrosos mundos de los muertos.

Después arrojó a Iörmungandr al mar, donde alcanzó unas proporciones tan inmensas que al final terminó por rodear la Tierra hasta el punto de poder morderse su propia cola. Nada satisfecho con las pavorosas dimensiones que la serpiente alcanzó en su nuevo elemento, Odín resolvió llevar a Fenris hasta Asgard, con la esperanza de, con un trato amable, convertirlo en un animal tratable y gentil.

Pero todos los dioses se encogieron consternados cuando vieron al lobo y ninguno de ellos se atrevió a acercarse a él para darle de comer, excepto Tyr, a quien nada le intimidaba.

Viendo que Fenris crecía diariamente en tamaño, fuerza, voracidad y ferocidad, los dioses se reunieron en consejo para deliberar sobre la mejor manera de deshacerse de él. Decidieron unánimemente que, como matarlo profanaría su lugar de paz, lo atarían fuertemente para que no pudiese causarles ningún daño.

Con tal propósito a la vista, se hicieron con una gruesa cadena llamada Leding y le propusieron alegremente a Fenris atarle para poner a prueba su alardeada fuerza. Confiado en que sería capaz de liberarse, el lobo permitió pacientemente que le ataran a conciencia y cuando todos se hubieron puesto a un lado, con gran esfuerzo se estiró y fácilmente reventó la cadena que le aprisionaba.

Ocultando su disgusto, los dioses elogiaron en alto su fuerza, pero después fabricaron una cadena mucho más fuerte, Droma, con la cual, tras algunas persuasiones, permitió el lobo que se le volviera a atar como antes. De nuevo, un corto e intenso esfuerzo bastó para reventar sus ataduras.

Los dioses, dándose cuenta ahora que las ataduras normales, por muy fuertes que fueran, no servirían para derrotar la gran fuerza de Fenris el lobo, le pidieron a Skirnir, sirviente de Freya, que descendiera hasta Svartalfaheim y ordenara a los enanos que fabricaran unas cadenas que nadie pudiese romper.

Utilizando artes mágicas, los elfos oscuros manufacturaron una fina soga sedosa, a partir de materiales tan implapables como el sonido de los pasos de un gato, la barba de una mujer, las raíces de una montaña, la nostalgia de un oso, la voz de los peces y la saliva de los pájaros. Cuando estuvo finalizada, se la entregaron a Skirnir, asegurándole que ningún tipo de fuerza podría llegar a romperla y que cuanto más fuerza tensada, más fuerte se volvería.

Armados con esta cuerda llamada Gleipnir, lo dioses se dirigieron junto a Fenris a la isla de Lyngvi, en medio del lago Amsvartnir y de nuevo le propusieron poner a prueba su fuerza.

Pero aunque Fenris había alcanzado una fuerza aún mayor, desconfió de una cadena que se veía tan fina. Por consiguiente, rehusó permitir que le ataran, a menos que uno de los Ases consintiera poner la mano en su boca y dejarla allí, como garantía de buena fe y de que no fuera utilizada ningún arte mágico contra él.

Los dioses oyeron tal decisión consternados y todos se echaron atrás, con la excepción de Tyr, el cual, viendo que los demás no consentirían esta condición, dio audazmente un paso al frente e introdujo su mano entre las fauces del monstruo.

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Los dioses rodearon entonces firmemente el cuello y las patas de Frenris con Gleipnir y cuando vieron que sus más denotados esfuerzos para liberarse fueron infructuosos, gritaron y rieron con júbilo.

Tyr, sin embargo, no pudo compartir su alegría, pues el lobo, al verse capturado, arrancó de un mordisco la mano del dios a la altura de la muñeca, que desde entonces se ha conocido como la articulación del lobo.

Privado de su mano derecha, Tyr se vio obligado a usar el brazo mutilado para sujetar su escudo y empuñar la espada con la mano izquierda. Sin embargo, tal era su destreza que siguió abatiendo a sus enemigos como antes.

Los dioses, a pesar de los esfuerzos del lobo, estiraron el final de la cadena Gleipnir a través de la roca Gioll y lo ataron al canto rodado Gelgia, el cual fue enterrado profundamente en el suelo. Abriendo sus pavorosas fauces, Fenris profirió aullidos tan terrible que los dioses, para acallarle, sumergieron una espada en su boca, con la empuñadura apoyada contra la mandíbula inferior y la punta en su paladar. La sangre comenzó a brotar entonces, con tales chorros, que se terminó creando un río llamado Von. El lobo estaba destinado a permanecer atado de esa manera hasta el último día, momento en el que reventaría sus ataduras y se liberaría para vengar sus agravios.

Al igual que se decía que el ojo de Odín descansaba en el manantial de Mimir, la segunda mano de Tyr (su espada) se encontraba en las fauces de Fenris. Él no tiene más necesidad de dos armas que el cielo lo tiene de dos soles.

5.- HEIMDALL

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En el transcurso de un paseo en la orilla del mar, Odín vio una vez a nueve bellas gigantas, las doncellas de las olas, Gialp, Greip, Egia, Augeia, Ulfrun, Aurgiafa, Sindur, Atla e Iarnsaxa, profundamente dormidas en las blancas arenas.

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El dios del cielo quedó tan prendado de las hermosas criaturas que, como relatan los Eddas, se desposó con las nueve y se combinaron, en el mismo momento, para traer al mundo un hijo que recibió el nombre de Heimdall.



Las nueve madres procedieron a alimentar a su bebé con la fuerza de la tierra, la humedad del amor y el calor del Sol, una dieta que demostró ser tan fortalecedora que el nuevo dios adquirió un crecimiento completo en un espacio de tiempo increíblemente corto y corrió a unirse a su padre en Asgard.

EL GUARDIAN DE BIFRÖST

Encontró a los dioses observando con orgullo el arco iris del puente Bifröst, el cual acababan de construir con fuego, aire y agua, los tres materiales que aún pueden verse en este extenso arco, donde brillan los tres colores principales significativos de estos elementos: el rojo representando al fuego, el azul al aire y el verde a las frescas profundidades del mar.

Este puente unía el cielo con la tierra y terminaba bajo la sombra del poderoso árbol Yggdrasil, cerca del cual se encontraba el manantial que Mimir velaba, y el único inconveniente que evitaba el pleno disfrute del glorioso espectáculo era el temor a que los gigantes de hielo llegaran a usarlo para lograr acceder a Asgard.

Los dioses habían estado deliberando sobre la conveniencia de asignar un guardián fidedigno y vitorearon al nuevo recluta como alguien apropiado para cumplir con las onerosas obligaciones de su cargo.

Heimdall accedió con alegría a asumir la responsabilidad y desde entonces veló día y noche el sendero de arco iris que se adentraba en Asgard.

Para permitir que su vigilante detectara la aproximación de cualquier enemigo desde lejos, la asamblea de los dioses le concedió sentidos tan agudos que se dice que era capaz de oír crecer la hierba en las colinas y la lana en los lomo de las ovejas; de ver a cien millas de distancia tan claramente tanto de día como de noche, y con todo ello, necesitaba menos tiempo de sueño que un pájaro.

A Heimdall se le proporcionó además una reluciente espada y una maravillosa trompeta, llamada Gjallarhorn, la cual los dioses le ordenaron que hiciera sonar siempre que divisara la aproximación de sus enemigos, declarando que su sonido despertaría a todas
las criaturas en el cielo, la tierra y Niflheim.

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Su último terrible sonido anunciaría la llegada del día en que la batalla final sería disputada. Para tener este instrumento, que era un símbolo de la Luna creciente, siempre a mano, Heimdall o bien lo colgaba de una rama del Yggdrasil sobre su cabeza o lo sumergía en las aguas del manantial de Mimir. En este último lugar yacía junto al ojo de Odín, que era un símbolo de la Luna llena.

El palacio de Heimdall, llamado Himinbjorg, estaba situado en el punto más alto del puente, y allí le visitaban a menudo los dioses para beber del delicioso hidromiel con el que él los agasajaba.

Heimdall siempre era representado con una resplandeciente armadura blanca, por lo que era conocido como el dios brillante. También era conocido como el dios delicado, inocente e indulgente, nombres que merecía, pues era tan bondadoso como hermoso y todos los dioses le amaban. heimdall2

Conectado por el lado de sus madres con el mar, a veces era relacionado con los Vanes y ya que los antiguos nórdicos, especialmente los islandeses a quienes el mar los rodeaba, les parecía el elemento más importante, creyendo que todo había emergido de allí. Le atribuían un conocimiento muy extenso y se lo imaginan especialmente sabio.

A Heimdall se le distinguía después por su dentadura de oro, que destellaba cuando él sonreía y se ganó el sobrenombre de Gullitani (el de los dientes de oro). También era el orgulloso propietario de un veloz corcel de crines de oro llamado Gulltop, que le transportaba de acá para allá pero especialmente temprano por la mañana, a cuya hora, como heraldo del día, tenía el nombre de Heimdellinger.

Heimdall compartía además con Bragi el honor de darle la bienvenida a los héroes en Valhalla y, bajo el nombre de Riger, era considerado como el señor divino de varias clases sociales que componen la raza humana.

Heimdal intervendrá en el Ragnarök, en el que será muerto por el dios maligno Loki. Aunque será símbolo de Poder porque será el último dios en caer en el Ragnarok.

FREYA Y EL BRISINGAMEN

Su extremada agudeza de oído le causó a Heimdall que le molestara una noche el suave sonido de lo que parecía ser pasos de gato en dirección al palacio de Freya, Folkvang.

Proyectando su vista de águila en la oscuridad, Heimdall percibió que el sonido era producido por Loki, el cual, habiendo entrado sigilosamente en el palacio como una mosca, se había aproximado al lecho de Freya y estaba intentando robar su brillante collar de oro, Brisingamen, el emblema de la fertilidad y la armonia de la Tierra.

Heimdall vió que la diosa se encontraba dormida en una postura que hacía imposible abrir su collar sin ser despertada.

Loki permaneció dubitativo al lado de su cama durante unos momentos y entonces comenzó a murmurar las runas que les permitían a los dioses cambiar de forma según su deseo.

Al hacer esto, Loki se vio reducido hasta alcanzar el tamaño y la forma de una pulga, tras lo que se deslizó bajo las sábanas y picó el costado de Freya, causando de esta manera que ella cambiara de posición sin ser despertada de su sueño.

El cierre estaba ahora a la vista y Loki, abriéndolo cuidadosamente, obtuvo el codiciado tesoro y procedió a marcharse con él sin dilación.

Heimdall se lanzó inmediatamente en persecución del ladrón nocturno y, alcanzándole rápidamente, desenvainó su espada de la funda con la intención de cortar su cabeza, cuando el dios se transformó en una parpadeante llama azul. Rápido como el pensamiento, Heimdall se transformó en una nube y envió un diluvio para apagar el fuego.

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Sin embargo, Loki alteró su forma con la misma velocidad para transformarse en un oso polar que abrió sus fauces para tragarse el agua. Heimdall, sin dejarse intimidar, adquirió entonces a su vez la forma de un oso y atacó ferozmente. Pero como el combate amenazaba con acabar desastrosamente para Loki, se transformó en una foca y tras imitarle Heimdall, una última lucha tuvo lugar, que concluyó con Loki viéndose forzado a entregar el collar, que fue debidamente devuelto a Freya.

°°° VANIR °°°

Los Vanir estaban relacionados principalmente con los cultivos y la fertilidad, los Æsir con el poder y la guerra. Se enfrentaron a los Æsir en una guerra, luego de la cual algunos dioses Vanir como Njörðr y sus hijos, Freyr y Freyja se unieron a los Æsir al ser tomados como rehenes.

1.- NJÖRD

Los Ases y los Vanes intercambiaron prisioneros tras la terrible guerra que habían mantenido entre ellos, y que mientras Hoenir, el hermano de Odín, se había marchado a vivir a Vanaheim, Njörd, junto a sus dos hijos, Frey y Freya, establecieron su hogar
definitivamente en Asgard.

EL DIOS DEL VERANO

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Como gobernador de los vientos y del mar cercano a la costa, se le concedió a Njörd el palacio de Noatun, cerca de la costa, desde donde se dice, acallaba las terribles tempestades provocadas por Egir, el dios del mar profundo.

También extendía su protección especial sobre el comercio y la pesca, los dos oficios que podían ser ejercidos ventajosamente sólo durante los cortos meses de verano, de los cuales él estaba considerado en cierta medida la personificación.

iconurl A Njörd se le representa en el arte como un dios muy bien parecido, en la flor de su vida, vestido con corta túnica verde, con un corona de conchas y algas sobre su cabeza o un sombrero de ala marrón adornado con plumas de águila o de garza.

La primera esposa de Njörd, según algunas autoridades, había sido su hermana Nerthus, sin embargo, Njörd se vio obligado a separarse de ella cuando se le requirió en Asgard, donde pasó a ocupar uno de los once asientos de la gran sala de consejos, estando presente en todas las asambleas de los dioses, retirándose a Noatun sólo cuando los Ases no precisaban de sus servicios.

SU UNION CON SKADI, LA DIOSA DEL INVIERNO

Poco después del regreso de Idun de Thrymheim y la muerte de Thiazi dentro de los límites de Asgard, la asamblea de los dioses se sorprendió y consternó en gran medida al ver a Skadi, la hija del gigante, aparecer un día entre ellos para reclamar una recompensa por la muerte de su padre.

Skadhi_1-allosauridae Aunque era hija del viejo y feo Hrimthurs, Skadi, la diosa del invierno, era ciertamente muy bella, en su armadura plateada, con su reluciente lanza, afiladas flechas, corto vestido de caza, polainas blancas de piel y anchas raquetas de nieve.

Los dioses no pudieron sino reconocer la justicia en su demanda, tras lo cual le ofrecieron la compensación habitual en expiación.

Skadi, sin embargo, estaba tan enfurecida que al principio rehusó tal compromiso y severamente reclamó vida por vida, hasta que Loki, deseando apaciguar su ira y pensando que si conseguía que sus fríos labios se relajaran en una sonrisa, el resto sería fácil, comenzó a hacer todo tipo de bromas.

Atando un chivo a su cuerpo con una cuerda invisible, realizó una serie de bufonadas que después el chivo reprodujo. La visión era tan grotesca que todos los dioses rieron sonoramente, e incluso Skadi se vio forzada a sonreír.

Aprovechándose de su estado de humor relajado, los dioses apuntaron al firmamento donde los ojos de su padre brillaban como estrellas radiantes en el hemisferio Norte. Le contaron a la diosa que lo habían colocado allí para mostrarle todos los respetos y añadieron finalmente que ella podría elegir como esposo a cualquiera de los dioses presentes de la asamblea, suponiendo que estuviera dispuesta a juzgar sus atractivos por sus pies desnudos.

Con los ojos vendados, de manera que sólo pudiera ver los pies de los dioses que se encontraban en círculo, Skadi miró a su alrededor y su vista se posó sobre un par de hermosos pies.

Estaba segura de que pertenecían a Balder, el dios de la luz, cuyo luminoso rostro la había seducido y ella designó a su propietario como su elegido. Cuando se le quitó la venda, sin embargo, descubrió para su desazón que había escogido a Njörd, cuyos pies eran limpiados por el mar y a quien fue prometida.

A pesar de su decepción, ella pasó una feliz luna de miel en Asgard, donde todos parecían deleitarse en honrarla. Tras esto, Njörd llevó a su esposa a Noatun, donde el monótono sonido de las olas, los chillidos de la gaviotas y los gritos de las focas perturbaron tanto el sueño de Skadi que, finalmente, declaró que le era imposible permanecer allí más tiempo y le imploró a su esposo que la llevara de regreso a su Thrymheim nativo.

Njörd, ansioso por complacer a su esposa, consintió en llevarla hasta Thrymheim y en vivir allí con ella nueve noches de cada doce, si ella estaba dispuesta a pasar los tres restantes con él en Noatun.

Pero cuando llegaron a las regiones montañosas, el susurrar del viento en los pinos, el atronar de las avalanchas, el crujir del hielo, el rugido de las cascadas y el aullido de los lobos le resultaron a él tan insoportables como el mar le había parecido a su esposa y no podía sino regocijarse cada vez que su temporada de exilio concluía y se encontraba de nuevo en Noatun.

Durante algún tiempo Njörd y Skadi, los cuales son las personificaciones del verano y del invierno, se alternaron de esa manera, pasando la esposa los tres cortos meses de verano en el mar, permaneciendo él a regañadientes en Thrymheim junto a ella durante los largos nueve meses de invierno.

Pero concluyendo finalmente que sus gustos nunca coincidirían, decidieron separarse para siempre, regresando ambos a sus respectivos hogares, donde cada uno podía realizar las tareas que solía realizar usualmente.

2.- FREY

Frey o Fro, como se le conocía en Alemania, era hijo de Njörd y Nerthus, y vio la luz en Vaneheim. Consiguientemente, pertenecía a la raza de los Vanes, divinidades del agua y del aire, pero fue cálidamente bienvenido en Asgard cuando llegó allí como rehén, junto a su padre.

Ya que era costumbre entre las naciones nórdicas conceder algún regalo valioso a los niños cuando salía el primer diente, los Ases le entregaron al joven Frey el bello reino de Alfheim, o Tierra de las Hadas, el lugar de los elfos de la luz.

Allí, Frey, el dios de la dorada luz del Sol y de las cálidas lluvias de verano, tomó su residencia, encantado con la compañía de los elfos y los hados, que implícitamente obedecían todas sus órdenes y a la más mínima de sus señales iban de acá para allá, haciéndolo todo el bien en su poder, pues ellos eran espíritus preeminentemente
benéficos.

Frey también recibió de los dioses una maravillosa espada, un símbolo de los rayos del sol, que tenía el poder de vencer en la lucha, por su propia voluntad, tan pronto como fuera desenfundada de su vaina.

Frey la usaba especialmente contra los gigantes de hielo, a quienes odiaba casi tanto como lo hacía Thor y ya que portaba su reluciente arma, a veces ha sido confundido con el dios de la espada, Tyr o Saxnot.

Los enanos de Svartalfheim le dieron a Frey el jabalí de cerdas de oro, Gullinbursti (el de las cerdas de oro), una personificación del Sol. Las relucientes cerdas de este animal estaban consideradas como símbolos, o bien de los rayos solares, o del grano dorado, que a su orden se ondulaba sobre los campos de cosecha de Midgard, o de la agricultura. Se suponía que el jabalí (rasgando la tierra con su afilado colmillo) había sido el primero en enseñar a la humanidad el arte del arado. Frey cabalgaba a veces sobre el maravilloso jabalí, cuya velocidad era increíble y en otras ocasiones, lo enjaezaba a su carro dorado, que se decía contenía frutas y flores que él esparcía profusamente sobre la faz de la Tierra.

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Frey era, además, el orgulloso propietario no sólo del intrépido corcel Blodughofi, el cual cabalgaba a través del fuego y el agua a sus órdenes, sino también del barco mágico Skidbladnir, una personificación de las nubes. Esta embarcación, que navegaba sobre tierra y mar, era arrastrada siempre por vientos favorables y era tan elástica que podía asumir proporciones lo suficientemente grandes como para transportar a los dioses, sus corceles y todo su equipaje, pero también podía ser doblada hasta alcanzar el tamaño de una servilleta y ser guardada en un bolsillo.

FREY Y GERDA

En uno de los cuentos del Edda se relata que Frey se aventuró en una ocasión a ascender hasta el trono de Odín, Hlidskialf, desde cuyo elevado asiento su mirada contemplaba todo el ancho mundo.

Mirando hacia el Norte helado, vio a un joven y bella doncella
que entraba en la casa del gigante de hielo Gymir y al elevar su mano para asir el picaporte, su belleza radiante iluminó mar y tierra.

Un momento más tarde, esta adorable criatura, cuyo nombre era Gerda, y que es considerada como la personificación de las relucientes luces del Norte, se desvaneció dentro de la casa de su padre y Frey regresó pensativamente hasta Alfheim, con su corazón oprimido del anhelo de convertir a esta bella doncella en su esposa.

Enamorado profundamente, se tornó melancólico y distraído en extremo, y comenzó a comportarse tan extrañamente que su padre, Njörd, se alarmó mucho por su salud y le ordenó a su sirviente preferido, Skirnir, que descubriera la causa de su repentino cambio.

Tras mucha persuasión, Skirnir finalmente logró obtener de Frey el relato de su ascensión a Hlidskialf y de la hermosa visión que había contemplado. Confesó su amor y también su más profunda desesperación, ya que Gerda era la hija de Gymir y Angurboda y una
familiar del gigante asesinado Thiassi, por lo que temía que nunca viera su petición favorecida.

Skirnir, sin embargo, replicó de forma consoladora que no veía la razón por la que su señor veía el caso de forma pesimista y se ofreció a ir y cortejar la doncella en su nombre, si Frey le dejaba su corcel para el viaje y le entregaba su reluciente espada como recompensa.

Muy alegre ante la perspectiva de ganarse a la bella Gerda, con gusto le entregó a Skirnir la brillante espada y le dio permiso para que usara su caballo.

Pero pronto recayó en el estado de ensimismamiento que se había hecho habitual en él desde que se había enamorado y, por tanto, no se dio cuenta de que Skirnir se encontraba todavía cerca de él ni de cómo le robaba astutamente el reflejo de su rostro desde la superficie del arroyo cerca del cual se encontraba sentado, tras lo cual lo aprisionó dentro de su cuerno de bebida, con la intención de derramarlo en el vaso de Gerda y con su belleza ganarse el corazón de la giganta para el señor, para el cual estaba a punto de irse de cortejo.

Con este retrato, junto a once manzanas doradas y el anillo mágico Draupnir, Skirnir partió hacia Jötunheim, para cumplir con su embajada. Mientras se acercaba a la morada de Gymir, oyó el ruidoso y persistente aullar de sus perros guardianes, que eran personificaciones de los vientos glaciares.

Un pastor que se encontraba velando por su rebaño cerca de él le contó, ante sus preguntas, que sería imposible acercarse a la casa, debido a la barrera de fuego que la rodeaba.

Pero Skirnir, sabiendo que Blodughofi atravesaría cualquier fuego, solamente espoleó su caballo y llegando ileso hasta la puerta del gigante, se vio pronto anunciado ante la presencia de la adorable Gerda.

Para tratar de que la bella doncella prestara un oído favorable a las propuestas de su señor, Skirnir le mostró el retrato robado y ofreció las manzanas doradas y el anillo mágico, los cuales, sin embargo, ella rehusó altaneramente aceptar, declarando que su padre tenía oro de sobra.

Indignado ante su desdén, Skirnir amenazó entonces decapitarla con su espada mágica, pero ya que ello no asustón en lo más mínimo a la doncella, y tranquilamente le desafió, tuvo que recurrir a las artes mágicas.

Grabando runas en su vara, le comunicó a ella que a menos que cediera antes de que el hechizo concluyera, se vería condenada o bien al celibato eterno o a desposarse con algún gigante de hielo viejo a quien ella nunca pudiera amar.

Aterrorizada hasta la sumisión ante la aterradora descripción de su sombrío futuro en caso de que persistiera en su negativa, Gerda consintió finalmente convertirse en la esposa de Frey y se despidió de Skirnir, prometiendo reunirse con su futuro esposo en nueve noches, en la tierra de Buri, la arboleda verde, donde ella disiparía su tristeza y le haría feliz.

Encantado con su éxito, Skirnir regresó veloz a Alfheim, donde le recibió Frey ansioso de conocer el resultado de su viaje. Cuando supo que Gerda había consentido en convertirse en su esposa, su rostro se iluminó por la alegría. Pero cuando Skirnir le informó que tendría que esperar nueve noches antes de poder contemplara a su prometida, volvió a entristecerse, declarando que el tiempo se le haría interminable.

A pesar de su abatimiento de amante, sin embargo, el tiempo de espera llegó a su fin y Frey se dirigió veloz y dichosamente hasta la verde arboleda, donde fiel a su compromiso, encontró a Gerda, la cual se convirtió en su feliz esposa y se sentó orgullosa a su lado en su trono.

Se dice que Frey y Gerda se convirtieron en los padres de un hijo llamado Fiolnir, cuyo nacimiento consoló a Gerda por la pérdida de su hermano Beli. Éste había atacado a Frey y había sido muerto por él, aunque el dios del Sol, privado de su incomparable espada, se había visto forzado a defenderse con un asta de venado que había cogido apresuradamente de la pared de su residencia.

3.- FREYJA

Freyja, la hermosa diosa nórdica de la belleza y el amor, era hermana de Frey e hija de Njörd y Nerthus, o Skadi. Ella era la más hermosa y la más querida de entre todas las diosas.

Cuando llegó a Asgard, los dioses quedaron tan prendados por su belleza y elegancia que le concedieron el reino de Folkvang y el gran palacio de Sessrymnir (el espacioso de asientos), donde le aseguraron que podría acomodar fácilmente a todos sus invitados.

Freya

REINA DE LAS VALKIRIAS

Aunque diosa del amor, Freyja no era apacible y amante de los placeres, pues las antiguas razas nórdicas pensaban que ella tenía gustos muy marciales y que con el nombre de Valfreya solía encabezar a menudo a las valkirias en el campo de batalla,
escogiendo y reclamando la mitad de los héroes muertos.

freyja33 Así que era representada con un corselete y un casco, escudo y lanza, estando únicamente la mitad inferior de su cuerpo vestida con el atavío suelto habitual de las mujeres.

Freyja transportaba a los muertos electos hasta Folkvang, donde eran debidamente agasajados. Allí eran bienvenidas también todas las doncellas puras y las esposas fieles, para que pudieran disfrutar de la compañía de sus amantes y esposos después de la muerte.

Los encantos de su morada le resultaban tan seductores a las heroicas mujeres nórdicas que a menudo corrían a la batalla cuando sus amados habían muerto, con la esperanza de correr la misma suerte, o se dejaban caer sobre sus espadas, o ardían voluntariamente en la misma pira funeraria en la que quemaban los restos de sus amados.

EL COLLAR BRISINGAMEN

Siendo la diosa de la belleza, Freyja, naturalmente, era aficionada a los vestidos, a los ornamentos relucientes y las joyas preciosas.

Un día, mientras se encontraba en Svartalfheim, el reino bajo tierra, vió a cuatro enanos fabricando el más bello collar que ella había visto nunca.

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Casi fuera de sí por el deseo de poseer este tesoro, llamado Brisingamen y era un símbolo de las estrellas, o de la fertilidad de la tierra, Freyja imploró a los enanos para que se lo regalaran; pero ellos rehusaron hacer tal cosa, a menos que ella les prometiera concederles su amparo.

Tras obtener el collar a este precio, Freyja se apresuró a ponérselo y su esplendor aumentó tanto sus encantos que lo llevó puesto día y noche, pudiéndosela convencer sólo ocasionalmente para que se lo prestara a otras divinidades. pentagram-brisingamen

Thor, sin embargo, llevó este collar cuando se hizo pasar por Freyja en Jötunheim, y Loki lo codició y lo hubiese robado de no haber sido por la vigilancia de Heimdall.

Freyja también era la orgullosa propietaria de una vestimenta de halcón, o plumas de halcón, llamada Valshamr que permitía al que se la ponía volar a través del aire como si fuese un pájaro; esta vestimenta era tan valiosa que Loki la tomó prestada en dos ocasiones, y la misma Freya la utilizó cuando fue en busca del desaparecido Odur.

Freyja frecuentemente conduce un carro de guerra tirado por un par de grandes gatos. Se relata que condujo este carro hasta el funeral de Balder. Se cree que los gatos que tiraban de su carro eran los Skogkatt o gato de los bosques noruego, también se ha sugerido que pudieran ser linces boreales. Los gatos son sagrados para Freyja, así como los cuervos y los lobos lo son para Odín.

También cabalga un jabalí de cerdas doradas llamado Hildisvíni ("Cerdo de batalla"), luego se relata que este jabalí es su protegido Óttar temporalmente disfrazado como Hildisvini, no que realmente Hildisvini fuera Ótta.

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FREYJA Y ODUR

Freyja, la diosa de cabellos dorados y ojos azules, era también, en ocasiones, considerada como la personificación de la Tierra. Como tal, se desposó con Odur, un símbolo del Sol veraniego, a quien ella amaba mucho y con el que tuvo dos hijas, Hnoss y Gersemi. Estas doncellas eran tan hermosas que todas las cosas bellas eran
denominadas con sus nombres.

Mientras Odur permaneciera a su lado, Freyja estaba sonriente y era completamente feliz. Pero Odur era de espíritu inquieto y cansado de la vida sedentaria, abandonó un día el hogar súbitamente y se dedicó a vagar por el ancho mundo.

Freyja, triste y abandonada, lloró largamente, cayendo sus lágrimas sobre las duras rocas, ablandándolas. Se dice que incluso llegaron a introducirse en el mismo centro de las piedras, donde se transformaron en oro. Algunas lágrimas cayeron al mar y fueron a
transformadas en ámbar.

Cansada de su condición de viuda y anhelando coger a su marido en sus brazos una vez más, Freyja emprendió finalmente su búsqueda, atravesando muchas tierras, donde se la conoció por diferentes nombres, como Mardel, Horn, Gefn, Syr, Skialf y Thrung, interrogando a todos los que se encontraba en su paso, sobre si habían visto a su esposo y derramando tantas lágrimas en todas partes que el oro se encuentra en todos los rincones de la Tierra.

Muy lejos, en el soleado sur, Freyja encontró finalmente a Odur y, tras serle devuelto todo su amor, ella fue feliz de nuevo, tan radiante como lo había sido de novia.

Mano a mano, Odur y Freyja emprendieron de nuevo el camino a casa y a la luz de su felicidad, la hierba creció verde, las flores brotaron y los pájaros cantaron, pues toda la naturaleza simpatizaba tan enérgicamente con la alegría de Freyja como se afligía con ella cuando se encontraba triste.

°°° JOTUNS °°°

Raza mitológica con fuerza sobrehumana, descriptos como la oposición a los dioses, a pesar que frecuentemente se mezclaban o incluso se casaban con ellos. Su fortaleza es conocida como Utgard, y está situada en el Jötunheim.

1.- SURT

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Líder de los gigantes de fuego en el sur, el soberano de Muspelheim, el reino de fuego. Su nombre significa Moreno o Negro, y en el fin del mundo, el Ragnarök, sus hordas se apresurarán hacia el norte como un viento austral para aplastar a los dioses.

Surt es el que está en la frontera de Muspel, cuidando la tierra. Su espada está llameando y mientras el mundo termine saldrá, hará guerra contra y vencerá a los dioses. Y quemará el mundo entero con fuego.

Solo el Bosque de Hodmimir permanecerá, porque es la única cosa que su espada no puede destruir, y de allí surgirán los que poblarán el nuevo mundo una vez más.

2.- YMIR

También llamado Aurgelmir entre los gigantes, fue el fundador de la raza de los gigantes de la escarcha.

Ginnungagap existió antes que el cielo o la tierra. La región norte de Ginnungagap se llenó de hielo y esta dura tierra se conocía como Niflheim. Opuesto al Niflheim estaba la región más meridional conocida como Muspelheim, con brillantes chispas y ardientes brasas.

Ymir fue concebido en el Ginnungagap cuando el hielo del Niflheim se encontró con el calor del Muspelheim y se derritió. Con gotas de eitr se formó el gigante de la escarcha entre los dos mundos, y las chispas de Muspelheim le dieron vida.

Mientras Ymir dormía, comenzó a sudar y así concibió la raza de los gigantes. Bajo su axila izquierda crecieron un hombre y una mujer, y sus piernas crearon a su hijo de seis cabezas, Þrúðgelmir.

Ymir se alimentó de los cuatro ríos de leche de la vaca primigenia Auðumbla la cual se alimentaba lamiendo bloques de hielo salados. De lamer el hielo surgió el cuerpo de un hombre llamado Buri. Este fue el padre de Bor, y este y su mujer Bestla tuvieron tres hijos, Odín, Vili y Vé.

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Los hijos de Bor mataron a Ymir, y cuando cayó, la sangre derramada por sus heridas ahogó la raza de los gigantes de la escarcha. Solo dos gigantes sobrevivieron a la inundación provocada por la sangre de Ymir, estos fueron el nieto de Ymir, Bergelmir (hijo de Þrúðgelmir) y su esposa. Ambos fundaron una nueva raza de gigantes de la escarcha.

3.- MIMIR

Tío materno de Odín y guardían de las fuentes de la sabiduría, ubicadas en las raíces de Yggdrasil. En su momento negó a Odín beber de dichas fuentes. Odín tuvo que negociar y ofrecerle uno de sus ojos.

Su cabeza fue amputada y mandada a Odín durante la guerra entre los Æsir y los Vanir.

Él era reconocido por su conocimiento y sabiduría y Odín viajó a la tierra de los gigantes Jotunheim, para adquirir la sabiduría y el conocimiento omnisciente de Mimir.

El conocimiento fue obtenido de beber del pozo mágico de Mimir, pero como precio por beber de él Odín fue forzado a sacarse uno de sus ojos. Luego de lo cual, volvió a Asgard con la cabeza Mimir para consultas oraculares de acuerdo a algunas historias.

Mimir fue también el consejero de Hœnir después de que se convirtiera en el soberano de los Vanir.

°°°LOKI°°°

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Al principio, Loki era solamente la personificación de la hoguera de fuego y del espíritu de la vida. Inicialmente, un dios se convierte gradualmente en combinación de dios y demonio, y termina siendo aborrecido por todos.


Algunas autoridades afirman que Loki era hermano de Odín, pero otros aseguran que no eran familiares, pero que se habían jurado hermandad con sangre.

Otras declaran que, en vez de ser parte de la trilogía creativa (Odín, Hoenir y Lodur o Loki), este dios pertenecía originalmente a una raza preodínica de deidades y era el hijo del gran gigante Fornjotnr (Ymir), siendo sus hermanos Kari (aire) y Hler (agua), y su hermana Ran, la terrible diosa del mar.

Otros mitólogos, sin embargo, dicen que es hijo del gigante Farbauti, el cual ha sido identificado con Bergelmir, el único superviviente del diluvio, y con Laufeia (isla frondosa) o Nal (barco), su madre, con lo que concluyeron que su conexión con Odín debía únicamente ser debida al juramento nórdico del pacto de sangre o buen compañerismo.

Loki (fuego) se casó primero con Glut (brillo), que le dio dos hijas, Eisa (ascuas) y Einmyria (cenizas).

Además de esta esposa, se dice que Loki también se desposó con la giganta Angurboda, que vivía en Jötunheim y que dio a luz a tres monstruos: Hel, la diosa de la muerte; la serpiente de Midgard, Iörmungandr y el horrible lobo Fenris o Fehnrir.

El tercer matrimonio de Loki fue con Sigyn, que demostró ser una esposa cariñosa y devota, y que le dio dos hijos, Narve y Vali, siendo este último un homónimo del dios que vengó a Balder.

Sigyn fue siempre fiel a su esposo y no le abandonó incluso tras haber sido definitivamente expulsado de Asgard y confinado a las entrañas de la Tierra.

PERSONALIDAD

Mientras que Thor era la encarnación de la actividad nórdica, Loki representaba la recreación, y la cercana relación establecida anticipadamente entre estos dos dioses demuestra claramente lo pronto que nuestros antepasados se dieron cuenta de que ambas
son necesarias para el bienestar de la humanidad.

Thor siempre está muy atareado y diligente, mientras que Loki se ríe de todo, hasta que al final su amor por la malicia le descarría completamente y pierde todo amor por el bien y se vuelve terriblemente egoísta y malvado.

Él representa el mal en forma seductiva y aparentemente hermosa con la que recorre el mundo. Los dioses no le evitaron al principio debido a esta apariencia engañosa, sino que le trataron como a uno de ellos con compañerismo, llevándole con ellos a dondequiera que fuesen y admitiéndole, no sólo en sus festividades, sino también en su sala de reuniones, donde, desgraciadamente, escucharon sus consejos demasiado a menudo.

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Loki jugó un papel importante en la creación del hombre, dotándolo con el movimiento y causando que la sangre circulara libremente por sus venas, por donde era inspirado con las pasiones.

Como personificación del fuego al igual que de la maldad, Loki es visto frecuentemente con Thor, a quien acompaña hasta Jötunheim para recuperar su martillo; al castillo de Utgardloki y a la casa de Geirrod. Es él el que roba el collar de Freya y la cabellera de Sif, y traiciona a Idun al domino de Thiassi, y aunque a veces le da a los dioses buenos consejos y les proporciona ayuda real, es sólo para librarles de algún apuro al que temerariamente les hubiera inducido.

A pesar de que Loki fué un gran problema para los dioses (llevando a Baldr a la muerte, al nacimiento de Fenrir y otros monstruos que podrían eventualmente engullir el mundo), les proveyó de los mas preciados artículos, desde el martillo de Thor a barcos que volaban, y estas herramientas serán de gran ayuda para los dioses para derrotar el mal. Él lleva al origen del Ragnarök, pero también provee de las formas para superarlo.

SU MALICIA, ENGAÑOS Y METODOS

EL GIGANTE ARQUITECTO

A pesar del maravilloso puente Bifröst, el trémulo camino y la vigilancia de Heimdall, los dioses no podían sentirse del todo seguros en Asgard, y a menudo sentían temor de que los gigantes de hielo lograran introducirse en Asgard.

Para eliminar esta posibilidad, decidieron construir una fortaleza inexpugnable; mientras se encontraban planeando cómo podía ser realizada, llegó un desconocido arquitecto con una oferta para llevar a cabo la construcción, a condición de que los dioses le entregaran el Sol, la Luna y Freya, diosa de la juventud y la belleza, como recompensa.

Los dioses se encolerizaron ante la presuntuosa oferta, pero cuando se alejó el desconocido, Loki les convenció de que hicieran un trato que le fuera imposible de cumplir al forastero, por lo que finalmente le dijeron al arquitecto que el premio seria suyo siempre que la fortaleza estuviera finalizada en el transcurso de un solo invierno y que realizaría el trabajo sin otra ayuda que la de su caballo Svadilfare.

El desconocido arquitecto accedió a estas aparentemente imposibles condiciones e inmediatamente se dispuso a trabajar, transportando pesados bloques de piedra de noche, edificando de día y progresando tan rápidamente que los dioses comenzaron a
sentirse algo inquietos.

No había pasado mucho tiempo cuando se dieron cuenta de que más de la mitad de la obra había sido realizada por el maravilloso corcel Svadilfare y vieron, cerca del final del invierno, que la construcción estaba concluida excepto un solo portal, que sabían que el arquitecto podía alzar fácilmente durante la noche.

Aterrorizados de que pudiera tener que separarse, no sólo del Sol y la Luna, sino también de Freya, la personificación de la juventud y la belleza del mundo, los dioses se volvieron hacia Loki y amenazaron con matarle a menos que ideara los medios con los que evitar que el arquitecto concluyera su trabajo en el tiempo establecido.

La astucia de Loki demostró estar una vez más a la altura de las circunstancias. Esperó hasta el anochecer del último día, cuando, mientras Svadilfare traspasaba el margen de un bosque, arrastrando fatigosamente uno de los grandes bloques de piedra requeridos para la conclusión de la obra, salió corriendo de la oscuridad disfrazado de yegua y relinchó de forma tan incitante que, en un instante, el caballo se liberó de sus arreos y corrió tras la yegua, seguido furiosamente de cerca por su amo.

La yegua siguió galopando veloz, hábilmente atrayendo al caballo y a su amo más y más hacia las profundidades del bosque, hasta que la noche casi hubo transcurrido, siendo por tanto imposible terminar la construcción.

El arquitecto no era otro que el temible Hrimthurs disfrazado y entonces regresó a Asgard terriblemente encolerizado por el fraude del que había sido objeto. Asumiendo sus proporciones habituales, hubiera aniquilado a los dioses de no haber regresado Thor súbitamente de un viaje y haberlo matado con su martillo mágico, el cual arrojó con increíble fuerza contra su rostro.

Los dioses se habían salvado en esta ocasión sólo gracias al fraude y la violenta hazaña de Thor, lo cual estaba destinado a traer grandes desgracias sobre ellos, y con el tiempo a asegurar su caída y a precipitar la venida de Ragnarok.

Loki, sin embargo, no sintió remordimiento por su parte, y con el tiempo, se dice, dio a luz extrañamente a un corcel de ocho patas de nombre Sleipnir, el cual, como ya sabemos, era la montura preferida de Odín.

Loki realizó tantos actos de maldad durante su trayectoria que se mereció plenamente el título de "archiimpostor" que le fue dado. Fue por lo general odiado por sus métodos sutilmente maliciosos y por su incurable hábito de la tergiversación, que le ganaron el título de "príncipe de las mentiras".

LAS ARMAS DE LOS DIOSES

Una de las tantas diabluras de Loki consistió en cortar los cabellos de Sif, la esposa de Thor. Este último enfurecido atrapó a Loki, quien le prometió que Sif recuperaría su dorada cabellera.

Loki se dirigió a la morada de los enanos, bajo la tierra a encargarle el trabajo a los hijos de Ivaldi, que eran considerados los mejores artesanos.

Además les pide obsequios para Freyr y Odín, con quienes también quería disculparse. Los hijos de Ivaldi crean una peluca de delgados hilos de oro que se transformaría en el cabello de Sif en cuanto se la pusiera, además crearon un barco para Frey, llamado Skíðblaðnir y la lanza de Odín, Gungnir.

Loki le apuesta a Brok, otro enano que nadie era capaz de competir contra las habilidades de los hijos de Ivaldi. Brok le dice que su hermano Sindre es capaz de hacer cosas aún más maravillosas, a lo cual Loki apuesta su cabeza.

Sindre aceptó la apuesta y puso a Brok en el fuelle y le pidió que no se detuviera. A pesar de que Loki bajo la forma de una molesta mosca hizo lo imposible molestando a Brok con el fin de hacerlo fracasar, Sindre logró crear el jabalí de Frey, Gullinbursti, el anillo de Odín, Draupnir y el martillo de Thor, Mjolnir.

Presentados estos objetos ante los dioses, estos juzgaron que eran superiores a los trabajos de los hijos de Ivaldi. Si bien Loki había apostado su cabeza, logró escaparse, aun así Brok logró coserle los labios por un tiempo, para que no engañase a la gente.

LA PROFECIA DEL RAGNAROK

El último crimen de Loki y el que midió su capacidad para la iniquidad, fue el de inducir a Hodur para que lanzara el muérdago fatal contra su hermano Balder, a quien odiaba solamente por su inmaculada pureza.

Quizá incluso este crimen hubiera podido ser tolerado si no hubiese sido por su obstinación cuando, disfrazado de la anciana Thok, se le pidió que derramara una lágrima por Balder.

Este acto convenció a los dioses de que sólo albergaba mal en su interior, y pronunciaron unánimemente sobre él la sentencia de destierro perpetuo de Asgard.

Para desviar la tristeza de los dioses y hacerles, durante un rato, olvidar la perfidia de Loki y la pérdida de Balder, Egir, dios del mar, les invitó a que participaran de un banquete en sus cuevas de coral en el fondo el mar.

En el transcurso del festín, sin embargo, Loki se apareció entre ellos como una oscura sombra y, cuando se le ordenó que se marchara, descargó su cólera de maldad en un torrente de
improperios contra ellos.

Entonces, celoso de las alabanzas que Funfeng, el sirviente de Egir, se volvió hacia él súbitamente y lo mató.

Ante este crimen sin sentido, los dioses echaron encolerizados a Loki una vez más, amenazándole con terribles castigos si volvía a presentarse ante ellos.

Apenas se habían repuesto los Ases de esta desagradable interrupción en su festín, y regresado a sus sitios en al mesa, cuando Loki se acercó sigilosamente una vez más, reanudando sus difamaciones con lengua venenosa y mofándose de las debilidades y los defectos de los dioses, haciendo hincapié maliciosamente en sus imperfecciones físicas y ridiculizando sus errores.

En vano intentaron los dioses refrenar sus injurias; su voz se elevó más y más, y se encontraba difamando vilmente a Sif, cuando se calló repentinamente ante la visión del martillo de Thor, agitado furiosamente por un brazo cuya fuerza él conocía muy bien, y huyó despavoridamente.

Consciente de que ahora no podía albergar esperanzas de ser admitido de nuevo en Asgard, y que tarde o temprano los dioses, viendo las consecuencias de sus actos de maldad, lamentarían haberle permitido que recorriera el mundo e intentarían capturarlo
o bien le darían muerte, Loki se retiró a las montañas, donde se construyó una cabaña con cuatro puertas, que siempre dejaba abiertas para asegurarse la huida en caso de necesidad.

A veces durante el día se transformaba en salmón y se escondía en las cascadas de Fránangr; pensó en la forma en que podrían atraparlo y tejió una red de pesca de lino.

Cuando vio que los Æsir se encontraban cerca, ya que Odín le había divisado desde Hlidskjálf, quemó la red, se transformó en salmón y se arrojó al río.

Los dioses encontraron la casa de Loki y viendo las cenizas de la red de pesca,comenzaron a tejer una y se dirigieron al río. Allí Loki les evadió saltando sobre la red, pero los dioses se dividieron en dos grupos para atraparlo. Loki cuando estuvo cerca del mar decidió arriesgarse una vez más y saltar sobre la red, pero en esta oportunidad Thor le atrapó de la cola.

También atraparon a los dos hijos que tuvo con Sigyn, Narfi y Váli. Los dioses transformaron a Váli en un lobo que se volvió contra su hermano y lo mató. Luego usaron las vísceras de Narfi para atar a Loki a tres bloques de piedra, convirtieron las ataduras en hierro y Skaði colocó una víbora sobre su cabeza de modo que el veneno de esta goteara sobre su cara.

207LOKI-VENENO

Sygin se sienta junto a él y recoge el veneno de la serpiente en un cuenco de madera, pero cuando se llena debe arrojar el veneno, y en esos momentos el veneno cae sobre el rostro de Loki.

El dolor es tan terrible que se retuerce provocando temblores de tierra. Su castigo durará hasta el ocaso de los dioses.

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La muerte de Baldr es un evento que precipitaría el Ragnarök. Loki estará atado hasta ese momento. Cuando finalmente llegue el Ragnarök, Loki se liberará haciendo temblar la tierra. Navegará hacia Vigrid en un barco que también transporta a Hela y a todos los habitantes de Helheim. Avanzaran sobre el puente de Bifröst y luego este se romperá. Se dirigirán a Vigrid el lobo Fenrir y la serpiente Jörmungandr; luego Loki y Hrymr con todos los gigantes. Los campeones de Hel también seguirán a Loki; así como los hijos de Múspell.

Una vez en el campo de batalla se enfrentará a Heimdall y ninguno de los dos sobrevivirá al encuentro.

SUS DESCENDIENTES

Loki se unió con la giganta Angrboda y tuvó tres hijos, que serían fundamentales en la batalla del Ragnarok:

FENRIR

nc_fenrir Al principio sólo era un cachorro, pero conforme se le alimentó comenzó a crecer, y pronto fue tan grande que era imposible controlarlo. Dos veces fallaron los dioses en su intento por apresarlo (primero con la cadena Leding y luego con una más fuerte llamada Droma) ya que se liberaba con gran sencillez.

Los dioses del Asgard pidieron la fabricación de una ligadura irrompible a los enanos. Éstos les fabricaron una cinta liviana, dulce, sedosa y fina, y que sin embargo nadie podría romper, pues estaba fabricada con el sonido de la pisada del gato, la barba de la mujer, las raíces de la montaña, los nervios del oso, el soplo de los peces y la saliva del pájaro. La llamaron Gleipnir.

Sólo Tyr se ofreció a realizar la proeza. Para ello, los dioses idearon un juego en el que Fenrir debía dejarse amarrar para probar si podía romper la cinta (que ellos no podían).

Desconfiado, debido a sus anteriores experiencias, el lobo consintió para no pasar por cobarde, a condición de que uno de ellos pusiera la mano en su boca durante todo el tiempo que durara la prueba. Tyr, entonces, con valentía y sencillez extendió su mano derecha y se la metió en la boca.

Los otros dioses ataron a Fenrir, quien empezó a debatirse cada vez más ferozmente, y los dioses se rieron al ver a su enemigo reducido. Sólo Tyr no se rió pues sabía a lo que estaba expuesto. En efecto, Fenrir al darse cuenta de que le habían tendido una trampa, cerró su boca y le cortó la mano al dios.

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La razón de este encadenamiento es que los Ases saben que será causante del fin del mundo. En el Ragnarok, cuando rompa su prisión milenaria y se libere de sus cadenas, el fuego y el agua subterráneas invadirán la Tierra. Matará a Odín y será muerto por Vidar.


JÖRMUNDGANDER

Gigantesca serpiente que ronda Midgard hasta el día del Ragnarök. Es un monstruo masculino. Cuando los Æsir se enteraron de este ser maligno engendrado por tan terribles padres, y vieron con su don de la adivinación las cosas terribles que haría, decidieron encargarse del monstruo.

Odín lo lanzó al mar que rodea Midgard, donde quedará atrapada hasta el día de la destrucción total (Ragnarök). Jormundgander creció tanto que mordiéndose la cola podría abrazar toda la tierra.

El enemigo de Jörmungander era el dios Thor. Destacan tres mitos en los cuales se muestran sus enfrentamientos.

En el primero, Thor se encuentra a la serpiente, la cual ha sido disfrazada como un colosal gato por el rey gigante Útgarða-Loki. Como uno de los trabajos puestos por Útgarða-Loki, Thor debía cargar al gato; como era incapaz de cargar a una criatura tan monstruosa como Jörmundgander, se las arreglo para levantarlo lo suficiente para poner en el piso una de sus cuatro patas.

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Cuando Jörmundgander es revelado por Útgarða-Loki, el levantamiento del gato es considerado como un uno de los actos más impresionantes.

En el segundo, un día los dioses decidieron hacer una fiesta en la casa de Ægir, pero no podían conseguir suficiente hidromiel para todos porque Ægir no tenía una caldera suficientemente grande para prepararla.

Éste le pidió a Thor que buscara una, pero nadie sabía donde encontrarla, hasta que Tyr le dijo que Hymer el gigante, su padre, tenía una caldera de una milla de profundidad. Juntos salieron en busca del palacio de Hymer para pedir prestada la caldera.

Al ver llegar a Thor, el gigante se revolvió de furia, pero sin embargo sacrificó tres bueyes para la cena, de los cuales Thor comió dos enteros, y declaró que al día siguiente comerían pescado. A la mañana siguiente Hymer y Thor salieron a pescar, y se aventuraron en mares demasiado profundos, hasta los dominios de la serpiente de Midgard. Una vez allí, Thor lanzó su caña de pesca y Jörmundgander la cogió enseguida, debatiéndose furiosamente con su adversario. Mientras el dios lanzaba miradas de odio a la gran serpiente, esta lanzaba mares de veneno.

Hymer al ver a la gran serpiente de Midgard se acobardó y cortó el sedal antes de que el barco se hundiera, por lo cual Jörmundgander pudo escapar. Al volver al palacio del gigante y dar una prueba más de su fuerza, Thor pudo llevarse la gran caldera.

425px-Johann_Heinrich_Füssli_011 Su último encuentro ocurrirá con la llegada del Ragnarök, cuando Jörmundgander se arrastrará fuera del océano y envenenará los cielos. De sus fauces pululará el veneno y reptará entre el fuego de los gigantes hasta el lugar donde se halle Thor para luchar contra su némesis y aquel que tantas veces la había intentado cazar.


Éste la matará y entonces caminará nueve pasos antes de caer muerto víctima del veneno de la serpiente.

HELA

La diosa o giganta Hela o Hel era la encargada de uno de los tipos de muertos en la mitología, reina sobre el Niflheim, donde vive bajo una de las raíces de Yggdrasil.

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A este reino, que supuestamente estaba situado bajo la tierra, sólo se podía entrar tras un penoso viaje a través de los más accidentados caminos en las frías y oscuras regiones del extremo Norte.

La puerta de entrada estaba tan lejos de todas las moradas humanas que incluso Hermod el veloz, montado sobre Sleipnir, tenía que viajar durante nueve largas noches antes de alcanzar el río Giöll.

Éste constituía el límite de Niflheim, sobre el cual se erigía un puente de cristal enarcado con oro y sostenido sobre un solo cabello,
y velado constantemente por el horrible esqueleto Modgud, que hacía que todos los espíritus pagaran un peaje de sangre antes de que se les permitiera el paso. Los espíritus cabalgaban o surcaban el puente generalmente sobre los caballos o las carretas en las que se había quemado la pira funeraria con los muertos y las razas
nórdicas eran muy cuidadosas a la hora de calzar los pies de los fallecidos con un par de zapatos especialmente resistentes, llamados zapatos de Hel, para que no tuvieran que sufrir en el largo viaje a través de caminos accidentados.

Poco después de traspasar el puente Giallar, los espíritus llegaban hasta El Bosque de Acero, donde no había nada excepto árboles desnudos con hojas de acero y tras dejarlo atrás, llegaban a las puertas de Hel, al lado del cual el feroz perro manchado de sangre, Garm, estaba en guardia, refugiado en un oscuro agujero conocido como la cueva Gnipa.

La cólera de este monstruo sólo podía ser apaciguada con la ofrenda de un pastel de Hel, lo cual nunca fallaba a aquellos que en alguna ocasión le han dado pan a los hambrientos.

Dentro de la puerta, entre el intenso frío y la oscuridad impenetrable, se oía hervir la gran caldera Hvergelmir y el rodar de los glaciares en el Elivagar y otros ríos de Hel, entre los cuales se encontraba el Leipter, sobre el cual se hacían solemnes juramentos, y el Slid, en cuyas turbias aguas rodaban continuamente espadas desenvainadas.

Adentrándose en este horrible lugar, se encontraba Elvidner (miseria), el palacio de la diosa Hel, cuyo plato era el Hambre. Su cuchillo era la Avaricia. Holgazanería era el nombre de su hombre, Indolencia el de su doncella, Ruina el de su umbral, Pesar el de
su cama y Conflagración el de sus cortinas.

Esta diosa tenía muchas moradas diferentes para los invitados que venían a visitarla a diario, ya que ella recibía no sólo a los perjuros y criminales de todas clases, sino también a aquellos que eran tan desgraciados como para morir sin derramar sangre.

A su reino iban a parar también aquellos que morían de vejez o enfermedad, una forma de morir que era denominada "muerte de paja", ya que los lechos estaban construidos generalmente con ese material.

Aunque los inocentes eran tratados bondadosamente por Hel y disfrutaban de un estado de dicha negativa, no era de extrañar que los habitantes del Norte se encogieran ante la idea de visitar su lúgubre morada.

Y mientras los hombres preferían cortarse con la punta de la lanza, arrojarse desde un precipicio o quemarse vivos, las mujeres no se encogían ante medidas igualmente heroicas.

En los extremos de su pesar, no dudaban en arrojarse desde una montaña o en caer sobre las espadas que les eran entregadas el día
de su boda, para que sus cuerpos pudieran ser quemados con aquellos a los que amaban y sus espíritus liberados para unirse a ellos en la gloriosa morada de los dioses.

Sin embargo, los horrores esperaban a aquellos cuyas vidas habían sido impuras o delictivas. Estos espíritus eran desterrados a Nastrond, la ribera de los cadáveres, donde caminaban por fríos ríos de veneno hasta una cueva hecha de serpientes entrelazadas, cuyas fauces venenosas estaban giradas hacia ellos.

Tras sufrir allí incontables agonías, se les arrojaba a la caldera Hvergelmir, donde la serpiente Nidhug dejaba por un momento de masticar la raíz del árbol Yggdrasil para alimentarse con sus huesos.

Se suponía que la misma Hel dejaba ocasionalmente su tenebrosa morada para recorrer la Tierra sobre su caballo blanco de tres patas y en tiempos de pestilencia y hambre, si parte de los habitantes de un distrito se libraban de ello, se decía que ella había usado un
rastrillo y cuando ciudades y provincias enteras habían sido despobladas, se decía que ella había cabalgado con una escoba.

Hel-Johannes_Gehrts

Antes de que Baldr muriera, Odín bajó hasta el Helheim para preguntar a Hela como moriría este, cuando se encontró con ella, le dijo que Baldr moriría a manos de Höðr.

Cuando la muerte de Baldr se vio consumada, Hermod, el más rápido de todos los dioses montó a Sleipnir, el caballo de Odín y fue camino al Helheim. Cuando llegó vio a su hermano ocupando el asiento más distinguido del palacio.

Hermod, explicando a Hela la pena de los dioses y de todas las cosas vivientes por la muerte de Baldr, le pidió que lo dejara volver a Asgard. Ésta pidió que todas las cosas del mundo, animadas e inanimadas, lloraran la muerte de Baldr para ver si era tan mundialmente amado; solo así le devolvería la vida.

Entonces, todo en el mundo lloró por su dios muerto; todos menos una giganta llamada Thok. Esta giganta, que era Loki disfrazado, se negó a llorar ya que decía que Baldr nunca le había dado ninguna alegría. De este modo Baldr quedará en el Helheim hasta el Ragnarök.